«Lo que doy me lo doy, y lo que no doy me lo quito»

«Lo que doy me lo doy, y lo que no doy me lo quito»

¿Algún comienzo?

Alejandro Jodorowsky: Sí, el de aceptar morir feliz, esa es la finalidad de la vida.

 

¿Qué se lleva?

 He aprendido que la vida es un sueño absolutamente particular, es decir: sales de ti mismo y te buscas hasta llegar a ti mismo.

 

¿Y durante ese paseo?

He aprendido que tengo dentro de mi cráneo tantas neuronas como estrellas hay en el cielo, y aunque yo crea que no las uso están funcionando todo el tiempo: día y noche. Y que no somos un árbol, somos el bosque: el individuo separado es una ilusión.

 

¿Y por qué estamos en esa ilusión?

Todo el futuro está en nuestro cerebro, pero a causa de la sociedad, la cultura y la familia entramos en una cárcel psicológica que nos crea una falsa individualidad.

 

…Un nombre, una nacionalidad.

Sí, una definición. Así ha funcionando la humanidad pero poco a poco la conciencia va ganando terreno. ¿Y qué es la conciencia?

 

Lo que llamamos inconsciente, todo ese poder en potencia que hay en nuestro interior. Nos debatimos, como una mariposa se debate en su capullo para abrir las alas y ser libre. Pero, ¿qué es ser libre?

 

Es aceptar y admirar los valores del otro que son mis propios valores. ¿Y cómo los despertamos, a través de qué?

 

 Del arte, capaz de sanar a la sociedad. En mi blog, Plano Creativo, he citado a todas las mujeres para que el 7 de mayo vayan al Vaticano vestidas de papisa.

 

¿Psicomagia social?

Sí, liberadora, para que la Iglesia comprenda que la mujer está muy aplastada por las tradiciones y que Dios es también mujer.

 

En Buenos Aires hizo un cementerio metafórico para los desaparecidos.

Sí, en el mismo lugar en que fueron torturados pusimos lápidas y fotos. No fue un acto po-lítico sino po-ético.

 

¿En qué se ha equivocado?

En llamarme Alejandro Jodorowsky. Tengo nombre, cuando alguien dice “Alejandro”, giro la cabeza como un perro. El error es vivirse como un individuo separado. El arte sagrado es anónimo, nadie sabe quién hizo la catedral de Notre Dame. El arte sagrado se recibe, y cuando tú llegas a recibir el verdadero ser que tú eres y lo reconoces, cesa el error.

 

Recibir es un don, algo que te entregan.

No. Hay que trabajar para ser capaz de recibir y de dar lo que se recibe, porque se puede caer en el error de acumular en un nombre, en premios, en todas esas cosas asquerosas que son los reconocimientos públicos.

 

No sea tan extremo.

Yo saldría a la calle con una canasta llena de medallas y se la pondría a todo el mundo: cada individuo es genial, un artista.

 

Cada miércoles desde hace 30 años lee gratis el tarot en un café de París, ¿qué nos pasa?

Los gurús dementes dicen que hay que matar al ego, y son los que más ego tienen. El ego es una parte esencial nuestra, no hay que destruirlo, hay que domarlo.

 

Intentémoslo.

Imagine un ciego y un perro. El perro es el ego que conduce al ser esencial y está angustiado porque hace una tarea que no le corresponde. Pero si tú conduces a tu perro, tienes un perro feliz, un ego feliz.

 

Entiendo.

Yo he aprendido a ver mi nivel de conciencia: existe el nivel infantil, el animal, el adolescente, el adulto explotador, el servicial. Todo es comprender que no puedes dar una ayuda a la gente más allá de tu nivel.

 

Lógico.

 Si yo descubro que tengo un talento, descubro que ese talento está dormido en todos. He aprendido a buscar en mí para dar a los otros. Lo que doy me lo doy, y lo que no doy me lo quito.

 

Deme un consejo para que mi perro no me muerda.

Hay una carta del tarot que es un diablo lleno de ojos, significa que el diablo no tiene miedo de verse, si no uno cae en los binarios: bueno y malo, moral e inmoral…, perdiéndonos toda la gama que hay entre los extremos. Hay que aprender a no tratar de ser perfectos, de agradar al profesor, a los papás, a los otros. Verse tal como uno es.

 

… Y aceptarse.

 Sí, eso es lo primero, y significa afrontar el sufrimiento voluntariamente; ahí empieza el camino, la liberación.

 

¿Pero uno no debe intentar cambiar?

No se trata de cambiar una cosa por otra, hay que mutar. Yo soy la taza que contiene los garbanzos, pero no soy los garbanzos. Mi mente contiene ideas, pero deben ser fluidas, ir cambiando como cambia la realidad. Y tampoco soy mis deseos. Hay que vivir una vida útil, ¿y qué es útil?

 

Todo lo que permite que la humanidad se desarrolle, todo aquello que te lleva a lo fluido; e inútil todo aquello que te estanca.

 

Volvamos al inconsciente reprimido.

Si quiere que salga, haga arte: crear una pareja es un arte, saber mirar, saber vivir es arte. Los artesanos son artistas sanos. Hay que ser el artesano de uno mismo y llegar al arte santo. ¿Y qué es la santidad?

 

 Bendecir todo aquello que ves, que oyes, que tocas, que conoces, siendo lo que eres y no lo que los otros quieren que seas.

Fuente: LaVanguardia.