Traer al presente a los niños del árbol
Es cierto que cada familia es una novela y ninguno de sus párrafos, escritos en forma de acontecimientos vitales de sus miembros, carecen de importancia para comprender lo que somos, pues un componente fundamental de la materia que nos conforma, es precisamente el que se obtiene del papel de esa novela. Los arbolistas saben que cada prohibición para lograr nuestras finalidades, tiene su causa en un episodio de esa historia que es nuestra psicogenealogía.
Día 30:
Desde el otro lado de la pantalla Ignacio redacta una nueva entrega, se dispone a viajar en el tiempo (es una metáfora):
Estrella, he disfrutado mucho leyendo tu último acto psicomágico, reconozco que “la siembra” tiene algo que me motiva. Tal vez sea porque mi propio árbol genealógico tiene muchos sembradores en sus filas.
Me preguntó mi consultante si la psicomagia sólo puede actuar en el momento presente, en el aquí y ahora. Le he dicho que hay actos donde resulta posible viajar en el tiempo, acudir al pasado para resolver algo que quedó enquistado. Como decía nuestro maestro preferido llevamos en nuestro interior a nuestro niño, al adolescente, al joven de veinte años, al de treinta, etc.
Le he dicho que con este ejercicio voy a encarnar a su niño de nueve años. Interpretaré ese papel para que él pueda verse desde la perspectiva que le da su edad actual y de ese modo le pueda explicar a su niño interior los problemas que sufrió en su día, con objeto de solucionar cosas.
Me metí en el papel del pequeño Kiko y esto es lo que me dijo el Kiko de casi 42 años:
-Mi consultante se puso frente a mí y me dijo:
¡Fíjate en lo que me he convertido! Soy tu futuro…
Se que en el enfrentamiento con la vida te has sentido desacertado y frágil, quedaron grabadas esas sensaciones en tu interior a causa del entorno que viviste como duro y exigente. Había tanto miedo a tu alrededor que lo percibiste e integraste como si fuera tuyo. Los niños siempre lo graban todo en su contra. Ahora puedo decirte que esa fragilidad en realidad respondía al miedo que tus padres tenían, ya que en el fondo también eran niños a los que no les dejaron crecer.
Ahora que vengo del futuro voy a preguntarte algo, quiero que me digas un deseo que quedó insatisfecho, algo que te habría gustado desarrollar pero que no te dejaron o no fue posible.
Kiko, el niño que estoy interpretando de nueve años, previamente aleccionado por el mayor responde:
“Me gustaría hacer teatro (tal vez para compensar que fui un niño invisible) y estudiar algo de música. Mis padres me dijeron que esas dos actividades eran una pérdida de tiempo”
-El consultante vuelve a responder: Esos dos deseos insatisfechos, que no supieron darte, nos los vamos a dar en este momento a nosotros mismos. Aunque tengo casi 42 años, voy a vivir ese deseo que sigues manteniendo latente en tu interior. Me voy a matricular en un teatro de aficionados y voy a prestar más atención al tema de la música que quedó bloqueado.
(Entonces el Kiko mayor y el pequeño se funden en un abrazo)
Esto es verdaderamente sanador, parece un poco narcisista encontrarse con uno mismo, pero es útil.
Los mensajes son como flechas invisibles y veloces que llegan con una precisión exacta al blanco preciso: los ordenadores de estos dos arbolistas. Ahí está Estrella con su arco, diosa del olimpo, dispuesta a lanzar la flecha de hoy.
Sí hay veces que para sanar un conflicto que palpita en el presente, no hay más remedio que traer al aquí y al ahora algo que bombeó el corazón en el pasado. Puede que baste con que ese viaje en el tiempo se realice hasta un momento puntual de la historia del consultante, pero hay otras ocasiones en las que se debe retrotraer hasta varias generaciones atrás. Fíjate que Marina vive ahora sufriendo porque no logra ese embarazo que tanto desea. Con el acto de hoy le hago entender, primero con la razón, que en esa infertilidad psicológica, hay una razón psicogenealógica.
¿Te acuerdas de aquél taller “La lengua mágica” al que asistimos en Salamanca? Uno de los ponentes dijo algo que jamás olvidaré: la palabra más terrible del diccionario es “desamparo”. Todos nos hemos sentido desamparados en algún momento de nuestra crianza y eso se grava a fuego en nuestro ego emocional que se ancla en un estado permanente de indefensión y de pedido. Unos padres tardan en llegar a casa, o simplemente en cambiar un pañal, preparar un biberón, salen de viaje, comienzan a trabajar y lo dejan al cuidado de otra persona o el terrible primer día de un niño en la escuela infantil. Son pequeños episodios sin importancia para la complicada vida de los adultos, pero que para un bebé representan un tremendo trauma, pues temen por su supervivenia. Imagínate lo que sucede en un niño que es abandonado por sus padres en un orfanato. Es el desamparo con mayúsculas.
Las mujeres de un árbol donde ha habido madres que mueren en el parto, que tienen muchísimos hijos, niños que fallecieron de pequeños o algún niño abandonado, pueden costarles ser madres. Este último caso es el de mi consultante y se trata de una forma de expiar la culpa de aquella madre ancestral que cometió “el pecado”. Con el acto que le recomiendo hoy, este daño estará perdonado y será libre para ser madre, con su pareja actual o con otra que tenga que venir, quien sabe. Una vez que Marina se sienta con permiso para gestar vida, puede que salga del todo de ese error de matrimonio en el que se haya presa.
Voy a contarte el acto: debe buscar el modelo del traje típico mexicano de una mujer rural de hace un siglo, los materiales necesarios y se lo confeccione ella misma. El único dato de su bisabuela biológica es su origen y aproximadamente el tiempo en que vivió. Se pondrá ese vestido y se dirigirá a un orfanato, donde dedicará 14 minutos a 14 niños y a cada uno de ellos les regalará una botella de leche de la que beberán un buen buche delante de ella. Luego llegará a una iglesia, dejará el traje de mexicana en un confesionario y se santiguará al salir con agua bendita.
Un beso veraniego para el arbolista que respira los aires del Mediterráneo
Hola despues de mucho buscar, encontre este acto. Mi situacion es muy parecida. En mi caso mi abuela tuvo muchos hijos, pero mi madre es hija del segundo matrimonio de mi abuela donde ella fue unica. Yo tambien soy hija unica y mis dos hermanos hombres murieron uno antes de nacer y el otro a las horas de nacido. Mi madre nunca habla del tema y si habla siempre cuenta una historia diferente.
Si hago este acto psicomagico, debere vestirme como mi madre o como mi abuela, yo soy chilena, debere vestirme como chilena?
El numero de ninos cambia, pensaba si voy a un orfanato como les voy a dar leche a unos y otros no. Tendria que darles a todos, no? Espero puedan ayudarme, entiendo que preparar un acto psicomagico toma tiempo como prerarar el montaje de una obra. Pero quiero ser mama asi que estoy dispuesta aintentar todo.
haré lo que dice Ignacio..