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“(…) Estos labios (los vaginales) están perfectamente adaptados para formar una primera corona alrededor dela cabeza del niño: la cabeza es coronada por los labios amorosos, calientes, húmedos y dulces de la madre. Sobre todo, éstos van a frotar, a masajear al niño, y este masaje no sólo se aplicará a su cuerpo sino a su espíritu. Al mismo tiempo, el niño gira en el interior de los labios vaginales y comienza a emerger. Es abrazado por completo”.

“Evangelios para sanar”, Alejandro Jodorowsky