¡Compártelo!

Leyendo el Tarot tantos años, me he encontrado con una multitud de personas que viven en la indecisión, no saben si habitar en una ciudad o en otra, de conservar o dejar su trabajo o una pareja, de ir o no ir, de estudiar esto o aquello, étc. Para responderles he creado el “Tarot de la elección”. Los consultantes reciben del Tarot una visión de sus dos opciones y, sin que yo les aconseje , ellos se dan cuenta de lo que realmente quieren. Esto es menos importante que el hecho de que , ahondando más en la lectura de las cartas, comprenden que su perpetua indecisión proviene de la manera en que fueron educados en la infancia. Espero que mi repuesta a Alexandra les sea útil.

ALEXANDRA CONSULTA:

Soy una chica indecisa, te escribo porqué estoy harta de no lograr gozar de la vida: vivo entre ansiedad y frustración. Quiero darte un ejemplo: cuando me voy de vacaciones, estoy mal y quiero volverme a casa, pero si decido no ir, vivo arrepentida por lo que me perdí. Parece fútil, pero me siento malísimo en ambos casos, y cada decisión me lleva sólo a uno de estos estados de ánimo, nunca a la felicidad… me gustaría mucho saber cómo liberarme de estos dos condicionamientos y poder ser mí misma por fin, decidir lo que quiero y lograr realizarme. Ya tengo veinticuatro años y todavía no sé quién soy-Gracias por tu ayuda. P.S.– No sabía si escribirte o no…

ALEJANDRO JODOROWSKY RESPONDE:

Querida Alexandra, no sabías si escribirme o no: en ti hay dos personalidades. Cuando quieres hacer, hay una voz que te dice “¡No hagas! y cuando quieres no hacer, esa voz te dice “¡Haz!. En el fondo, esta constante contradicción se resume al binomio: “Quiero ser adulta-quiero quedarme niña.” Te cuento una anécdota mía: Un padre posesivo, le dice a su hija: “¿Cuándo vas a crecer?” Y ella le responde: “¡Cuando tú disminuyas!” ¿Comprendes? Tus padres te dicen: “Sé tu misma, decide lo que quieres, logra realizarte”, pero con su exagerada protección te culpabilizan diciéndote subliminalmente: “Si eres tú misma nos eliminas, si decides lo que quieres nos desobedeces, si te realizas nos sobrepasas, nos destruyes, vivimos para ti, ¿qué va a ser de nosotros si te alejas? Si piensas distinto que nosotros, nos traicionas. Si logras hacer lo que nosotros no pudimos hacer, nos revelas nuestro doloroso fracaso. Si te realizas sexualmente, dejas de ser nuestra niñita querida y te conviertes en una vulgar adulta, pierdes nuestro amor.” Todo esto provoca en ti una culpabilidad que te conduce a la neurosis de fracaso. Es importante para lograr la felicidad de vivir que seas tú misma y no lo que los otros quieren que seas.
Te daré un consejo de psicomagia para que te liberes de la amarra infantil a tus padres: Pinta dos bolas de acero (de esas con que los franceses juegan a la petanca) una de color azul (símbolo de tu padre) y la otra de color verde (símbolo de tu madre). Llévalas en una pequeña mochila durante tres días, quitándotela de la espalda sólo para dormir y bañarte. Así, cargando las dos bolas, muéstrales a tus padres una larga cuerda de algodón y propónles que ustedes tres, abrazados y al aire libre, se aten juntos. Logra convencerlos de hacer esto. Lleva también dos grandes globos inflados con gas, uno azul y el otro rojo, (en cada uno de ellos habrás pegado una fotografía de ti vestida de niña). Una vez los tres juntos y atados, expónles tus angustias infantiles, tus dudas, tu dificultad a ser tú misma, tu deseo de liberarte y vivir como una mujer adulta. Con un par de tijeras que has tenido en la mano, corta la cuerda, luego libera los globos para que se eleven y pierdan en el cielo. Por fin, saca las dos bolas de acero y dale la azul a tu padre y la verde a tu madre, diciéndoles una mentira sagrada: “Papá, mamá, tengo un novio y estoy encinta de mellizos. Bendíganme”. Cuando caigan en crisis, debes comenzar a reír confesándoles amablemente: “No es verdad, pero algún día puede ser cierto. Ceso de pedirles permiso para vivir. Voy a buscar un trabajo. Ya no quiero depender económicamente de ustedes. Los amo con todo mi corazón”. Pídeles que te ayuden a cavar un hoyo donde enterrarán la cuerda y las dos bolas, plantando sobre ellas un arbolito…