Una persona es una persona a través de los demás.

Una persona es una persona a través de los demás.

Los sabios ríen. ¿Así la educó su padre?

Nontombi Naomi Tutu: Exponiéndome a la diversidad. Mis padres traían a casa a todo tipo de personas, activistas negros y blancos, tradicionalistas y revolucionarios, ¡toda la complejidad humana!

Resuma su enseñanza en una frase.

Un proverbio africano que nos repetían continuamente: «Una persona es una persona a través de los demás».

Sin el tú no hay yo.

Yo llegaba a casa con un 10 en matemáticas, orgullosa, y él me decía: «Sin tu buen profesor no hubieras aprendido». Me enseñó que todos los logros son posibles con el concurso de todos. Y que los demás te ayudan a verte.

¿Padeció el apartheid de niña?

No podía entrar en el baño de una gasolinera o en un cafetería para blancos. Visitábamos a mis abuelos en el pueblo natal de mis padres y debían comunicarlo a la policía.

Y mi amadísima abuela, la mujer de la que más he aprendido, me dio una grandísima lección.

¿Cuál?

Me dijo: «Tu valor como ser humano no depende de cómo te traten a ti, sino de cómo trates tú a los demás».

¿Por qué somos racistas?

Porque te han hecho creer que lo que tiene el otro te lo quita a ti. ¡Falso! El bienestar del otro no amenaza el tuyo, ¡al contrario! Si expandes el acceso a lo bueno, todos ganamos.

Lo bueno no se desgasta, ¿no?

Sólo si lo retienes sólo para ti. Cuanta más gente acceda a recursos y formación, surgirán más innovadores y progresos para todos.

En el patio machacábamos al diferente.

Alguien os hizo creer que era una amenaza.

O éramos cobardes: si se meten con otro, me libro yo.

Ya habrás aprendido que el trato a los demás es lo que te dignifica o te degrada.

¿Por qué seguimos recurriendo a la violencia?

Se nos enseña que el poder se mide por la capacidad de dañar y de matar. ¡Hay que desmentir y desmontar esa creencia!

Es al revés: el poder es la capacidad de sanar heridas y de salvar vidas.

Extracto de una entrevista con Nontombi Naomi Tutu, hija del Nobel de la Paz Desmond Tutu

Fuente: La Vanguardia