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Una mujer viene a ver a Alejandro porque tiene problemas con los hombres. Ella dice que conoce únicamente a hombres incompletos. Elige tres cartas:

La Papisa - El Emperador - La Templanza.

Alejandro le explica que ella no quiere un hombre completo porque hizo inconscientemente en la infancia un contrato con su padre: “Siempre te amaré, nunca te traicionaré”. Le muestra las páginas que la Papisa tiene en sus manos, apoyando su espalda (el pasado) en el cetro del Emperador (su padre). El ángel de la Templanza le indica de que es hora de crecer emocionalmente y de terminar esta unión infantil (simbolizada por el chorro que une las dos vasijas).
Le aconseja comprar un papel pergamino y una pequeña botella de tinta roja donde pondrá un poco de su sangre menstrual. Después, con una pluma para escribir como las que usaba en la escuela, debe escribir un contrato: “Querido papá, tú eres el único hombre completo, yo soy tu novia y voy a estar siempre contigo, amándote a ti solamente”. Luego debe firmar el contrato y dormir con él, poniéndolo bajo la almohada, durante siete noches. Pasado este tiempo, irá al cementerio para quemar, sobre la tumba de su padre, el pergamino. Antes de irse, depositará ahí un pequeño frasco de miel. Cuando encuentre un amante, le escribirá con miel la palabra amor sobre su pecho y se la borrará lamiéndola.