Esta fórmula solo consta de cinco puntos y es ahí donde reside su éxito:
1. Al final de cada día escribe las seis cosas más importantes que tengas que hacer al día siguiente. Nunca más de seis.
2. Prioriza en esa lista las cosas más importantes que tengas que llevar a cabo.
3. Cuando te despiertes, enfoca toda tu concentración en realizar la primera tarea de la lista. Trabaja en ella hasta que esté terminada.
4. No puedes pasar a la segunda hasta que la primera no esté finiquitada. Cuando acabes, pasa a la siguiente y así hasta llegar a la última.
5. Si el día se acaba y no has podido terminar con todas las tareas, no pasa nada, las añades a la lista del día siguiente, añadiendo aquellas que hagan falta. Y así cada día.
La eficacia de esta “lista de tareas” se debe a que es sencilla y que no quita más de 10 minutos al día. Hay una crítica y es que“¿qué pasa si surge una emergencia?, ¿qué sucede si hay algo que nos frene a realizar nuestras tareas?”. Ivy Lee contaba con ello y apunta que “las emergencias deben tratarse con prioridad, la lista se acabará cuando sea el momento, lo indispensable es tener un recorrido marcado para volver a él cuando podamos”.
El aspecto principal de este método, creado hace más de un siglo, es que tú mismo eliges lo que debes hacer y cómo hacerlo y, gracias a ello, consigues ponerte objetivos y límites a ti mismo.
Fuente: La Vanguardia