Un niño es un creador. El creador del hombre que será.
Cada experiencia grata anima a seguir adelante, a seguir explorando una siguiente versión de ti mismo, y después la siguiente…
¿Las primeras experiencias deciden?
Por eso es tan importante la guardería, el parvulario, la escuela…para estimular todas las habilidades del niño.
¿Y aprender a leer, qué?
Es importante, pero ya le llegará el momento. ¡Todo a su tiempo! Los niños seguros de sí mismos aprenderán todo más rápido.
Loarles sus fortalezas y animarles y estimularles en sus debilidades, mediante prácticas. Y no somos igual de brillantes en todos los campos, ¡tengámoslo claro!
¿La familia influye?
La familia y la sociedad, el país en el que vives. Trabajemos para que el país ofrezca todas las oportunidades a todos los niños.
Educación es castración, se ha dicho…
La mala educación, sí. Si acude pasivamente a la escuela, desmotivado, ¡mal! Pero la buena educación logra que el propio niño se rete a sí mismo a acometer lo que le cuesta.Y hay que saber esto: sólo un tercio de los niños reúnen las habilidades idóneas para un entorno escolar convencional…
Y no debemos desahuciar a los restantes dos tercios…
¡No podemos prescindir de dos tercios de la humanidad! Otro tercio se defenderá y saldrá adelante, y el otro tercio lo tendrá más complicado: ¡no les derrotemos!
¿Conviene criar a los niños en tribu?
¿Cómo ha llegado la humanidad hasta aquí? Aprendiendo a aprender. Y eso no sale de un libro de texto, sino de la curiosidad y de la relación con los otros. El universo no está hecho de exámenes, sino de comunicación. En cada aula debería haber todo tipo de niños, para que cada uno aprenda algo de los otros: ¡eso es educar para el mundo real!
Extracto de una entrevista con Steve Hughes, neuropsiquiatra pediátrico, en La Vanguardia