
Si un lector sospecha ser bebé robado…
Si sus padres no quieren hablar, que tome una muestra biológica de la madre: sangre, saliva, cabello con raíz… Y que encargue un test de ADN. Si la madre no se presta a la prueba, que use una cucharilla con la que ella haya comido helado de chocolate.
¿Por qué?
¡Fija muy bien el ADN! O también sirve un tenedor con el que haya comido arroz.
¿Y si sale que no es su madre biológica?
Que le pida la verdad. Y si no habla, puede denunciarla, para que se dilucide el caso. Por fingimiento de parto, por falsedad en documento público y por detención ilegal.
¿Y qué pasa si una madre biológica entregó a su bebé y hoy quiere anonimato?
Desde la ley del año 2011, prevalece el derecho de todo hijo adoptado y/o robado a conocer la identidad de su madre biológica.
Aunque luego no hagan buenas migas…
Eso es otra historia, claro. Asimismo, el hijo robado puede no querer saber nada de su madre biológica que quizá esté buscándole.
¿Y si ella al fin encuentra al hijo?
Sufrirá si él decide rechazarla, claro.
Qué duro para ella.
Sí, es como perder dos veces. Ha sucedido.
A unos padres adoptantes irregulares ¿les aconseja contarle la verdad al hijo?
Sí. ¡Como hija, querría conocer la verdad! Y como padres, y aunque pagasen, a menudo desconocían el montaje turbio de robos que había detrás, creían que la parturienta había abandonado voluntariamente a ese bebé.
¿Qué deben hacer los padres si les dicen que su bebé ha muerto al poco de nacer?
Hoy en día los padres tienen derecho a verlo. Si muere antes de las 24 horas, es feto: no pueden imponerle nombre ni sepultarle.
¿Y si los padres sospechan engaño?
Pueden hacer una prueba de ADN al feto.
…
Extracto de una entrevista con Neus Roig, presidenta del Observatorio de las Desapariciones Forzadas de Menores.
Fuente: La Vanguardia