Tienen respuesta -inmediata- para cualquier pregunta que les formulemos.
Pueden ofrecer pequeñas verdades para vendernos cosas que no habíamos pedido ni tampoco necesitábamos. Aunque dicen que lo hacen por nuestro bien.
Afirman creer en sus teorías sin ninguna sombra de duda. Y aprovechan cualquier ocasión para desacreditar a algún otro vendedor de la competencia.
Sus “verdades” -con mayúsculas- les fueron reveladas por inspiración, o canalizadas directamente de maestros de otros planos. Se consideran elegidos.
Suelen estar adornados por un ego descomunal. ¡Egos que se comportan como agujeros negros!
Se quieren mucho, sobre todo a sí mismos. Están encantados de “haberse conocido”.
Nunca escuchan. Ya lo saben todo. Por tanto solo necesitan de un micrófono y una audiencia.
La crítica exterior los refuerza y confirma en sus postulados.
PD: Pon a prueba cualquier “verdad”, venga de donde venga y la diga quien la diga, antes de aceptarla como válida. Y evitarás a estos -y a otros- vendedores que proliferan por todas partes.