Tan fuerte como para coger una mariposa sin dañarla

Tan fuerte como para coger una mariposa sin dañarla

Alejandro Jodorowsky: Es increìble como muchos creen que tener la fuerza de un gorila les va a solucionar la vida. Esto tambièn lo creen Presidentes y polìticos, que no cesan de extirparnos dinero con los impuestos, para emplearlo en la compra de armas. La fuerza mas util se encuentra en lo que parece débil… Le pregunté a un gran karateka: «¿Quienes tienen más fuerza en las manos?» Me contestó: «¡Los relojeros! Como deben manipular piezas pequeñísimas, desarrollan un increíble poder en los dedos». Este poder encontrado a través de lo sutil demuestra que un hombre alcanza la plenitud de sus fuerzas cuando aprende a no dañar. Recuerdo una antigua historia china: Un emperador quiere conocer al hombre màs potente de su paìs. Convoca a los campeones. Llegan gigantes que pueden levantar una carreta con sus bueyes, desgajar àrboles, reventar sacos rellenos de piedras de un solo golpe. Llega el campeòn de campeones, vencedor de todos. El emperador lo interroga: «¿Si estos colosos, mas débiles que tú, han hecho tales demostraciones, qué puedes hacer màs difìcil?» El forzudo responde: ¡Puedo alzar una mariposa por las alas, sin dañarla!»… Los libros chinos hablan de un sabio llamado Tchan Ho que para pescar empleaba un tallo de hierba como caña, una hebra de seda como hilo de pescar y una semilla como carnada. Con ese débil aparejo, pescò un pez tan grande que tuvieron que transportarlo en carreta. La noticia llegò hasta el emperador, quien, extrañado, lo mandé llamar. «¡Revélame tu misterioso método!» El sabio hizo una reverencia: «He aprendido a concentrar mi espìritu y a equilibrar los movimientos de mis manos. Meditè cinco años, dejando mi cuerpo inmòvil y mi mente en blanco. Al cabo de ese tiempo comencé a pescar. Si me acerco al rìo, no hay en mi corazòn preocupaciones extrañas. ¡Todo mi ser piensa en el pez! Cuando lanzo el hilo y sumerjo el anzuelo en el agua, trato de que mi mano no sea màs pesada ni mas ligera que el lìquido, para no turbarlo. ¡Mis acciones son tan sutiles, que nada cambia! Los peces ven mi carnada, la toman por un grano que cae de los àrboles y la tragan sin desconfiar. Así lo débil puede dominar a lo fuerte y lo ligero derribar a lo pesado»… Si los Mandatarios aprendieran a gobernar de este modo, podrían regir al mundo entero sin esfuerzo porque ni siquiera tendrían que preocuparse de él.