Etiquetado: La danza de la realidad

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Crónica del estreno de “La danza de la realidad” en Tocopilla. Bellas respuestas a una triste periodista.

 

Hace unos días, en diario.latercera.com , apareció un artículo sobre el estreno en Tocopilla, de la última película de Alejandro Jodorowsky “La danza de la realidad”. La periodista redactora expresó una visión tan parcial del evento que ha provocado que algunos asistentes al mismo le respondan con comentarios como éstos:

David Hidalgo

El estreno en Tocopilla fue de extasis de alegria y casi lloré de emocion y alegria cuando vi al pueblo con sus paraguas del film acompañando a Pamela y Jeremias en su procesion hacia el estreno mundial. Parece que la periodista fue a otro estreno o su tristeza interior la reflejó en su nota. Casi la mitad de la ciudad se quedó expectante hasta el final del film y ademas se omite aqui que al finalizar los asistentes aplaudimos felices el gran regreso de Alejandro a su pueblo y al Septimo Arte. Espero pronto la estrenen en el resto de Chile! Viva la Danza de la Realidad! Viva el Arte Sanador!

 

Carmen Sol

Gracias por aportar tu punto de vista, David.

Javier Guerrero Yamamoto

Fue un estreno Humilde pero jamás lo llamaría triste.No me sorprende la negatividad del articulo de la tercera, hoy la prensa solo envenenan las mente con miedo y dolor. Es verdad, las empresas no nos ayudaron en el estreno. Pero lo importante fue que vivimos un evento lleno de magia y amor.
Confieso: Fue un estreno difícil, a lo descrito en la tercera le falta añadir que una persona tuvo un ataque de epilepsia, tres niños cayeron en las escaleras por estar jugando y la policía entro porque en el publico fumaban marihuana.
Pero aun todas estas dificultades, sin fondos suficientes, sin la tecnología adecuada, logramos cumplir la promesa y fue Tocopilla quien vio primero este aclamado filme.
Que fácil hubiera sido decir: “Suspendemos por falta de fondos”. Pero se lucho hasta el final.Muéstreme un estreno similar en el mundo: Nadie hace algo así, solo por amor, sin lucro de por medio. Cuando Alejandro exigió este estreno a Pathe, nuestro distribuidor en el mundo, pensaron que estaba loco.
Tocopilla es un pueblo de Guerreros, no son de los que se levantan y abandona el espectáculo si hay dificultades. Ellos, profundamente identificados con este filme, esperaron como pacientes samuráis. Incluso me dicen que le dio mejor sabor al estreno ver correr a Cantero arreglando los problemas técnicos.
Este estreno, improvisado, difícil y humilde cambio mi vida para siempre. Aun me salen lagrimas en los ojos de recordar el mar de abrazos que recibí del pueblo de Tocopilla cuando termino el filme. Jamás olvidare la magia de ese momento.

Lidia Vergara

COMPARTO TU OPINION AMIGO PARECE QUE EL PERIODISTA FUE A OTRO ESTRENO YO LO DISFRUTE MUCHISIMO JAMAS ME IMAGINE ARTE CINEMATOGRAFICO AL AIRE LIBRE FUE UNA EXPERIENCIA ESPECTACULAR TENDRIA QUE ESCRIBIR MUCHOS PARRAFOS COMO PARE EXPLICAR MI EXPERIENCIA CON REFERENTE AL ESTRENO PERO LO RESUMO FUE UNA EXPERIENCIA INCREIBLE Y TODO ACURRE POR ALGO, GRACIAS HA QUIENES HICIERON POSIBLE ESTE MOMENTO TAN MAGICO…

Carmen Villarroel

Tuve la enorme alegría de viajar a Tocopilla, para presenciar el estreno mundial de La Danza de la Realidad.

Es cierto que hubo un tiempo de espera, pero nunca escuché una sola queja.Por el contrario, a la gente no le importaba el tiempo, porque presentían que estaban ante algo extraordinario.

¿Qué le podría importar a un minero o a un pescador, caminar sobre una alfombra roja? Lejos están ellos de ambicionar pisar, cualquier suelo fantasioso.

La magia estaba en ver retratado su suelo, a través del lente, la imaginación y el trabajo de un coterráneo que traspasó los límites de ese océano , para triunfar y dar conocer al mundo, la sencillez envuelta en belleza musical y en miles de imágenes sorprendentes, que se disfrutan, sin cesar,a lo largo de esa maravillosa película.

Macondo es a García Márquez, como Tocopilla a Jodorowsky.Así será reconocida.

Estuve sentada en las sillas, detrás de un actor, que incluso dice un parlamento, en una de las escenas.Sus compañeros, lo miraron fugazmente, pero nadie dijo una palabra, para no perderse ni un segundo de la película.

Mi hijo estaba en las graderías y no vio a nadie, que golpeara el suelo con los pies.

Hubo un aplauso largo y emocionado, al término de la película y a la salida, la gente salió cantando, al estilo del personaje de la madre de Jodorowsky.

A cualquier periodista, que de verdad, hubiera sido testigo presencial, no se le hubiese perdido este detalle tan significativo.

Los comentarios especializados de la prensa internacional, dan cuenta de que, de verdad, estuvimos presenciando una obra de arte, que se suma a la larga trayectoria de éxitos de el querido tocopillano, Alejandro Jodorowsky.

Luis Piñones

El estreno de “La Danza de la Realidad” fue a la tocopillana, con mucho esfuerzo.

Me quedo con el privilegio de ver una “joya” de Jodorowsky pero desde el alma y el corazón.
No me interesan los comentarios negativos.
Hubo un gran trabajo de nuestra gente que no ha sido valorado por la crítica, pero si por don Jodo, que en agradecimiento puso como requisito que el estreno mundial de la película fuera en nuestro pueblo.

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Fernando Sánchez Dragó habla de la película de Alejandro Jodorowsky “La danza de la realidad”

 

Artículo de Fernando Sánchez Dragó en Dragolandia

Estoy en París. Llevaba tiempo sin ver a Jodorowsky. El lunes cenamos juntos en un chino de su confianza y luego seguimos de charleta hasta la midnight de Woody Allen.

El pelo canoso del cineasta tiene ochenta y cuatro años, pero en su cabeza bulle la misma juventud y el mismo arrojo que lo condujo aquí, a París, en sus años mozos, con cuatro perras en el bolsillo y el firme propósito de salvar el surrealismo metiendo en vereda a Breton, que había perdido el norte, el sur, el este y el oeste.

He dicho cineasta, porque el Jodorowsky escritor, novelista, guionista de cómics, psicomago, tarotólogo, mimo, actor y director de escena pasó a la historia después de haber entrado en ella por mil resquicios.

No soy yo quien lo dice. Es él.

-Dragó, he renacido. Ya no soy nada de lo que fui. Seguiré escribiendo poemas, uno al día, que nadie leerá, pero a partir de ahora sólo soy un cineasta. Siempre lo quise ser. El cine es el arte más completo que existe, pero Hollywood, esa casa de putas que parece Sodoma y Gomorra, lo ha prostituido. Aunque he dirigido siete películas, la más moderna de todas ellas se remontaba a veinte años atrás. Ahora, por fin, gracias a la generosidad de un mecenas al que no le importa perder dinero, he conseguido rodar la octava. La presenté en la Quincena del Realizador del Festival de Cannes y mañana se estrena en París. ¿Vendrás, verdad? Llegas en el momento oportuno.

Y fui, claro… Eso fue anoche, en una sala de quinientas personas en la que no había un solo asiento vacío. Lo dicho: Midnight in Paris, aunque la proyección empezó a las ocho y media de la tarde.

Aún estoy tambaleándome. La nueva película -¡aleluya, aleluya, hossanah a quien llega en nombre de Fellini, de Orson Welles, de Moebius, de Topor y de Salvador Dalí!- traslada al cine la primera parte de uno de los diez libros que más me han impresionado a lo largo de setenta años de lector: La danza de la realidad (Siruela), “autobiografía imaginaria, pero no ficticia”, de Jodorowsky.

Ése es también el título de la película, que acaba cuando Alejandrito abandona la inhóspita ciudad del norte de Chile en la que nació y se adentra, como aconsejaba Baudelaire, en el fondo de lo desconocido para encontrar lo nuevo.

Llegará a la capital del país, y lo que allí le sucedió, cobijado en las frazadas de lo que Marinetti había llamado “actos poéticos” (la poesía en acción), será el asunto de la próxima película.

Habrá, si todo va bien, una tercera entrega: Jodorowsky, que había nacido mientras la crisis de Wall Street reventaba el mundo, decidió quemar las naves de su país, se subió a un paquebote ardiente, tiró al mar su libreta de teléfonos y llegó a París. Tenía veinticuatro años. Esa misma noche, a las tres de la mañana, telefoneó a Breton, que se puso como un basilisco… Pero no nos adelantemos a los acontecimientos.

La nueva película de Jodorowsky es asombrosa. No hay en ella un solo fotograma que no incendie las pupilas y no active, desde ellas, y desde los tímpanos, porque no menos asombrosa es la banda sonora que lo envuelve todo, los lugares más recónditos de la conciencia, de la videncia, de la violencia, del subconsciente, de la memoria, del olvido y de la inmortalidad.

Nada más terminar la proyección me escabullí, busqué refugio en la terraza del Pied Cochon, que estaba a bocajarro del cine, pedí media botella de Borgoña y envié a Alejandro un par de mensajes telefónicos en los que le decía que era el nuevo Sófocles, que había filmado una tragedia griega y que su película era, entre otras muchas cosas, el relato de varios crímenes perfectos y eslabonados: muerte del padre, muerte del propio Jodorowsky convertido a su vez en padre del niño que él mismo fue y que en el cine encarna su hijo Brontis (un harakiri ejemplar) y muerte de Freud.

Un frondoso árbol genealógico crece, plano a plano, desde las raíces hasta la copa, de rama en rama, de yema en yema, al hilo de toda la película. Adán, otro hijo del autor, la ha convertido en papel pautado y encarna en ella al Anarquista. La esposa de Alejandro, Pascale Montandon, medio vietnamita, medio camboyana y más francesa que Coco Chanel, ha diseñado los trajes y ha decorado el conjunto -muebles, fachadas, telones de fondo, cercanías, lejanías- con pulso de orfebre de las piedras de Angkor.

La danza de la realidad es un chaparrón de símbolos. Los hay a cientos. Todos y cada uno de ellos suscitan una reflexión. Imposible es comprimirlos aquí.

Hace cosa de tres meses, largos, cuando la película se presentó en Cannes, el enviado especial de este periódico publicó en su contra una de las críticas más feroces que he leído en mi vida. En su derecho estaba, por supuesto, considerando, sobre todo, que la obra así puesta en cuestión es tan extravagante, tan excéntrica, tan concéntrica, tan rompedora, tan rugidora y tan herética que lo raro sería que no disgustase a algunos, quizá a muchos. Veremos.

Llegaba ese crítico a sostener que La danza de la realidad nunca se vería en los cines, pues nadie en su sano juicio la compraría.

Pues muy bien… De momento la han comprado en Japón, en México, en Chile, en Canadá y en Estados Unidos, y no para ser exhibida en circuitos de arte y ensayo, sino en salas de gran público. Dentro de unos días se presentará en el Festival de Sitges. Presten atención los distribuidores españoles.

La expectación suscitada en Francia ha sido espectacular. Las revistas de más tirada del país han dedicado páginas y páginas a Alejandro Jodorowsky.

Hace tres días se proyectó en el estadio de Tocopilla (ciudad natal del autor) en una pantalla gigante y asistieron ocho mil personas -¡ocho mil!-, que al término de la película lloraban, se besaban y se abrazaban. No está de más señalar que la población de Tocopilla es de veinte mil almas.

Ayer mismo dio cuenta el New York Times (y otros que tal bailan) de que cierto astrónomo, descubridor de un minúsculo planeta de cinco kilómetros cuadrados que gira alrededor de Marte, le ha impuesto el nombre de Jodorowsky.

-Alejandro -le dije yo al saberlo-. Ya eres como el Principito, ya tienes asteroide…

Tu Odisea del Espacio acaba de empezar. Saluda a Sófocles.

Fernando Sánchez Dragó

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Multitudinario estreno de la nueva película de Alejandro Jodorowsky en Tocopilla

A pesar de la falta de respaldo de las empresas privadas, en particular las centrales termoeléctricas presentes en la ciudad, con éxito y un gigantesco marco de público se realizó este sábado en Tocopilla el esperado estreno de “La Danza de la realidad”, la nueva película de Alejandro Jodorowsky.

Más de 8 mil personas, entre habitantes del puerto salitrero y personas que viajaron desde diferentes puntos del país, se congregaron en un colorido pasacalles que revolucionó a la ciudad, comenzando desde las calles céntricas de Tocopilla rumbo al Estadio Municipal Ascanio Cortés.

En aquel sitio se dispusieron pantallas gigantes, permitiendo a la comunidad disfrutar del estreno, en forma completamente gratuita, hecho que valoró el Alcalde Fernando San Román.

“A pesar de la falta de recursos y los obstáculos, con el amor de los tocopillanos el sueño se hizo posible”, indicó el edil.

Se trató de una instancia llena de emotividad para los vecinos, considerando que la película fue rodada en Tocopilla, ciudad natal de Alejandro Jodorowsky, quien participó en el estreno paralelo que se realizó en Francia.

Fuente: EL DIARIO DE ANTOFAGASTA

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