El síndrome del domingo ansioso

El síndrome del domingo ansioso

El día de “pausa” de la semana laboral suele ser el domingo. Si los días de la semana se consideran arquetipos, el domingo se asociaría a reposo, ocio, reparación y , sobretodo, descanso. Hasta en el Génesis quedó escrito que Dios creó el mundo en 6 días y al séptimo descansó.

¿Qué les pasa a las personas que al llegar este día se angustian?

Algunas tratan de disimular y realizan las actividades familiares que estén programadas, pero en su interior habita un pasajero que le avisa quizás de que mañana tiene que volver al trabajo o a clase. Otras somatizan y les sobreviene una sintomatología física en formato de jaqueca, migrañas o diarreas, mientras que algunas se bañan en alcohol, toman pastillas o alguna droga para anestesiar el malestar que les provoca, más o menos conscientemente, la expectativa de volver a una actividad profesional, académica que no les satisface o dónde hay relaciones tóxicas que le hacen daño.

Otras veces el problema no está en el lunes, sino en lo que el día de descanso les “obliga” a vivir: una pareja a la que no ama, unos hijos demandantes o reactivos, unas actividades que no desea hacer o una invasión de visitantes en su territorio que no puede exterminar. En este caso la actividad de la semana es una liberación. Hay personas para las que el trabajo fuera de casa es una válvula de escape,  una excusa perfecta para escapar de la presión que experimenta en el hogar.

No podemos olvidar también que cuando hay un duelo no resuelto o una ruptura no superada, la actividad de la semana pone el foco de atención en un lugar diferente y la añoranza, la culpa, la rabia o la frustración quedan escondidas, disociadas del escenario de la psique. El domingo es, en estos casos, el día en el que se descorre el velo y se vuelven a iluminar pensamientos, imágenes, emociones, recuerdos que nos despiertan un dolor que no queremos sentir.

Ese cuadro de domingo ansioso no es un enemigo, sino una alerta que salta en el interior en formato de malestar que avisa de que necesitamos afrontar una realidad que nos hace daño.

Carmen Guerrero

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