Si todos fuéramos normales, la humanidad desaparecería.

Si todos fuéramos normales, la humanidad desaparecería.

Si alguien es normal es que está muerto, porque todos los vivos tenemos problemas mentales en algún grado. Somos enfermos que cuidamos a otros enfermos: familiares, amigos… Nos ayudamos, y lo que no nos mata nos une y hace más fuertes. Si usted se cree normal, es que aún no se conoce lo suficiente, pero se conocerá en la vejez, poco antes de alcanzar la perfección eterna. La naturaleza no nos quiere iguales en la normalidad sino diversos para ensayar múltiples formas de adaptación al medio: se llama evolución. Si todos fuéramos normales, la humanidad desaparecería. Lo explica Solomon con una sinceridad lúcida que revela nuestras claves mentales.

Andrew Solomon: Nuestra mente es resiliente: sabe curarse a sí misma. Y lo que era terrible enfermedad o desgraciado defecto puedes convertirlo, si no te das por vencido y sabes darle un sentido, en parte de lo mejor de ti

La naturaleza, para poder evolucionar, necesita la diversidad mental humana. Si los nazis hubieran aplicado su eugenesia y todos fuéramos heteros, guapos, altos y rubios, según su estrecho canon estético y mental, sería un cataclismo evolutivo.

¿Por eso defiende la escuela que integre a los niños discapacitados?

La defiendo no sólo por esos niños diferentes, sino también por los niños que consideramos normales, para que aprendan a convivir en la diversidad: eso les enriquece y, literalmente, les hace más inteligentes.

¿Quién es enfermo y quién normal?

Cada día le pueden dar una respuesta diferente, porque el canon de psiquiatría, The Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM) en cada edición, y vamos ya por la quinta, redefine los límites y diagnósticos de cada enfermedad.

Vaya lío.

No debemos segregar a los enfermos y a los sanos sino, dentro de una enfermedad, lo que es doloroso de lo que puede vivirse como parte de tu identidad y que esa parte tuya sea aceptada y disfrutada por todos.

Extracto de una entrevista con Andrew Solomon, profesor de Psiquiatría en Yale en La Contra de La Vanguardia