Sí. Es cierto que durante nuestra infancia -por lo general- no podíamos ejercer nuestra libertad porque vivíamos bajo la tutela de nuestros padres y por tanto debíamos asumir como propias las “verdades” que ellos, casi siempre con la mejor de las intenciones, pensaban para nosotros.
También es cierto que durante nuestra etapa escolar la disciplina solía ser más importante que cuestionar o directamente intentar desobedecer cualquier norma por absurda que nos pareciera. Seguir las reglas -para muchos- fue el único camino marcado como posible.
Tendremos que reflexionar y tal vez dar como cierto que durante la adolescencia algunos de nosotros nos escondimos literalmente dentro de un grupo o pandilla. Allí tampoco teníamos que pensar ni decidir, era suficiente con seguir al líder o lideresa de la manada.
Casi sin darnos cuenta un día nos convertimos en adultos y en nuestro desempeño laboral descubrimos que ser políticamente correctos y no cuestionar jamás el “estatus quo” parecía ser una manera de evitar problemas.
En la actualidad, somos muchos los que por miedo al que dirán, continuamos prefiriendo respuestas sociales o culturales que otros “han cocinado”, a las que atribuimos mayor relevancia. Algo que nos aleja de nuestra condición de seres humanos y nos relega a meros “primates”. (Frecuentemente son respuestas extraídas de la prensa, televisión, radio, redes sociales, etc.)
Ahora ya estamos en condiciones de volver al punto de partida y reflexionar sobre: ¿quién ha pensado la respuesta por nosotros?
1 Comentario
-
Pensar por ti mismo/a es ser tu mismo/a