-Única pregunta que vale la pena hacerse y la que, por otra parte, no tiene una respuesta sencilla.
-¿Sólo se puede mostrar lo que ya llevamos dentro?
-¿Que otra cosa sino? Si propusiéramos un ejercicio de dibujo en el que pidiéramos a una persona que dibujara ocho personajes, es probable que acabara por plasmar aquellos que tengan algo que ver con los que habitan en su interior.
-¿Por qué ocho personajes si al parecer contenemos multitudes?
-Es cierto que verdaderas jaurías de personajes nos habitan. Conectados de infinitas maneras que provocan que no haya dos personas idénticas. Dibujar ocho es un límite creativo que proponemos para no extendernos.
-¿Por tanto podrían ser diez, doce o infinitos?
-Así es. En nuestro interior, dichos personajes, interpretan la obra de teatro que es nuestra vida. Obra, que como no podría ser de otra manera, resultará también única.
-¿Qué podemos decir sobre el guión o destino en dicha obra?
-Lo que llamamos destino es sólo nuestro propio camino, diferente de cualquier otro. Nadie puede vivir nuestra vida por nosotros -es decir nadie puede seguir nuestro camino-. Ni podemos seguir el de ningún otro…
-Entonces, ¿seguir el camino de un maestro al que admiras no conduce a ningún lado?
-Está claro que puedes aprender mucho de un maestro, pero él tiene su camino y tú el tuyo.
-¿No comprendo por qué si somos únicos seguimos caminos que otros predeterminan?
-La familia, educación, cultura y la sociedad que nos rodea nos impone límites de todo tipo… Hay que conocerlos, lo que no significa obedecerlos ciegamente.
El único plan de estudios válido será aquel que se adapte a ti. Creado a tu medida. Ese traje a medida sólo te lo puedes confeccionar tu mismo con tu esfuerzo, nadie te lo puede dar.