Nada sucede por azar. Los actos fallidos nos hablan de algo que nuestro inconsciente quiere expresar. Por eso, si queremos conocer esa otra parte que nos habita, es bueno no pasarlos por alto e intentar escuchar el mensaje que tiene para nosotros.
¿Es cierto que nada sucede por azar?
Cada respuesta que damos, ya sea en forma verbal o no verbal, tiene una causa sea voluntaria o involuntaria, detrás de estas últimas están los actos fallidos que sólo obedecen al dictado del inconsciente, siempre tan tenaz para librarse de las defensas que lo mantienen reprimido.
Freud demostró que los mismos son formaciones de compromiso entre lo consciente y lo reprimido del sujeto. Lo reprimido de esta dimensión tiende a salir con fuerza hacia a la superficie, a la dimensión racional, y una de las formas en las que lo hace consiste en los deslices, los olvidos, los actos contrarios a nuestra voluntad consciente, es decir, en lo que denominamos «actos fallidos».
Los ejemplos pueden aclararlo…
Perder las llaves puede significar que no se quiere regresar al hogar, o perder el billete de autobús puede significar que no queremos subirnos.
¿Somos conscientes de nuestros actos fallidos?
Es frecuente que quien comete un acto fallido lo detecte de inmediato e incluso conozca la tendencia reprimida subyacente. Es decir, lo sabe, aunque no sepa que lo sabe.
Al hablar, al expresarnos cometemos más de un acto fallido, se nos ve el plumero…
¡Exacto! Son los deslices verbales, con ellos se dice exactamente lo contrario a lo que se quería decir.
Veamos un ejemplo contado por Freud: «El Presidente de la Cámara de Diputados austrohúngara, al abrir la sesión, comprueba con enfado que faltan muchos diputados y dice: “señores diputados, hecho el recuento de los presentes y habiendo suficiente número, se levanta la sesión”
Otro ejemplo que cita Alejandro Jodorowsky, en forma de cuento, en un diálogo entre dos psicoanalistas.
-¿Cómo te va la vida? -pregunta uno.
-Bien, responde el otro. Pero acabo de tener un acto fallido en el que queriendo decir una cosa he dicho otra.
-¿Qué te pasó?
-Resulta que estaba comiendo con mi madre y quería decirle: “mamá, pásame la sal”…aunque lo que le he dicho es: “¡¡hija de mierda, pásame la sal!!”…
Todo es porque nos pasamos media vida defendiéndonos de nuestros padres. Queremos que ellos tengan la mejor imagen de nosotros, por eso evitamos cometer errores y cuando los cometemos los escondemos.
¿Ejemplos de actos fallidos en la escritura?
Cuando un directivo estampa su firma en el lugar destinado al presidente de su empresa…demuestra que en su inconsciente está tratando de suplantarlo, está firmando en su lugar.
Una carta que no acabamos de enviar. Cuando decidimos enviarla se nos olvida poner la dirección del destinatario y nos la devuelven. Después ponemos la dirección y se nos olvida colocar el sello.
Olvidamos acudir a una cita que teníamos acordada en una primera ocasión y luego llegamos en un horario equivocado a la segunda (la anotamos mal).
¿Qué es un acto fallido en resumen?
El acto fallido, en síntesis, es una especie de traición que nos hace el inconsciente haciéndonos decir lo que conscientemente no queríamos decir, es decir, revelando un deseo o intención inconscientes.
Solemos pasarlos por alto, porque forman parte de lo cotidiano, pero quién desee acercarse a su caótica dimensión no racional, podría comenzar a analizarlos, al igual que los sueños, como si de cartas en clave les fueran llegando desde su propio inconsciente.