
-Era el credo principal de los habitantes de aquella región. Seguían un decálogo a rajatabla:
– Escapaban de cualquier alegría o llamada que los apartara de su habitual rutina.
– La enseñanza incidía en que era mejor moverse dentro de la zona de confort, alentando a no exponerse jamás.
– «Mejor malo conocido que bueno por conocer» Era la sentencia que se escuchaba en cualquier situación en la vida real.
– Vivir en la persistencia y copiarse los unos a los otros era la actividad preferida. (Es lo que hacían, pero no se atrevían a reconocer)
– Los políticos debían aferrarse a sus puestos hasta el último segundo. Sus cargos parecían tener el carácter de «perpetuos».
– Tras la inevitable muerte, a ser posible un hijo los remplazaría en el cargo que ostentaban en la empresa familiar. Todo debía quedar dentro, en «familia».
– Seguían vistiendo como adolescentes, aunque aquella época de sus vidas quedaran ya muy atrás en el tiempo.
– Los artistas se dedicaban a repetir siempre la misma obra. Innovar era un riesgo que no estaba permitido.
– ¿Si había una forma establecida y concreta de realizar cualquier tarea para qué buscar alternativas a la misma?
– Todo estaba programado (las aseguradoras triunfaban) al milímetro. Incluso el propio funeral se empezaba a pagar desde la más tierna infancia.
Menos mal que esto sólo es un cuento… ¿verdad?
1 Comentario
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¡Gracias!
No, no, no y no. Me niego a vivir una vida de molde, encasillada en el deber y en el tener que… me niego a autoinmolarme, aunque me cueste el pellejo y el corazón, cada día. Mutaré las veces que sea necesario, porque no soy una roca expuesta a los elementos, ni un árbol para que no pueda moverme. Tengo pensado seguir siendo feliz, a pesar de todos los a pesar de, de las lágrimas y de la incertidumbre. D’s firma un cheque en blanco por mí, cada día, y tengo pensado aprovecharlo, no guardarlo bajo el colchón esperando que «tal vez mañana…». No, no, no y no.