
A principios del siglo pasado, un antropólogo belga se encontró en la selva del Congo con un grupo de pigmeos. Los vio desnudos y sin posesiones y le parecieron tan risueños que no pudo resistirse a preguntarles si se sentían felices. Para su sorpresa, los pigmeos no supieron qué contestar. No entendían la pregunta. Los términos feliz y felicidad no estaban en su vocabulario por la sencilla razón de que no los necesitaban.
Hay un cuento sufí que apunta en una dirección similar. Un rey poderoso quería la camisa del hombre más feliz de su reino. Sus súbditos buscaron por todas partes sin descanso hasta que finalmente lo encontraron. ¡Sorprendentemente el hombre más feliz del reino no tenía ni camisa!
10 recetas para la felicidad de Alejandro Jodorowsky es una de los artículos más leídos en este blog: (Y ninguna de sus recetas tiene que ver con ganar más dinero)
Entre “hacer” y “no hacer”, haz. Escucha más a tu intuición que a tu razón. Realiza algún sueño infantil. Comienza a ser lo que eres. Deja de criticar tu cuerpo. Enseña gratis una vez por semana lo que sabes. Busca todos los días una noticia positiva. Confronta (Para solucionar un problema no basta con perdonar). Ten un espacio personal donde nadie pueda entrar sin tu permiso. Deja de definirte.
Se podría afirmar que la felicidad es un estado interior, una actitud, una forma de ser ante la vida.