Se habla de tener suerte como aquel que sabe estar en el lugar adecuado en el momento oportuno. Pero esto es común a todo viviente «que sobrevive» y no hay que buscarle ocultas relaciones o combinaciones especiales al individuo. Quien está en perfecta salud, siente los diversos influjos y simplemente responde a todos ellos, y tanto más cuanto mayor número de «sensores biológicos»conserva.
Si está enfermo, entonces alguno de sus sensores no funciona, estará sesgado y no se hallará en equilibrio con el ambiente. En la vida ordinaria, si hace un día caluroso, nos movemos hacia la sombra de un árbol, porque tenemos la experiencia de que allí hace más fresco, y la luz solar está filtrada por la sombra; nos sentimos mejor, y buscamos ese equilibrio.
Por ello, no es que tengamos un genio o un ángel que nos protege, sino que nos hallamos en el punto de equilibrio favorable para nosotros, dados los «mensajes» o influencias que recibimos. Si nuestra sensibilidad es mayor, entonces estamos más capacitados para hacer bien las cosas, Y de ahí que sepamos estar en el lugar adecuado, y al tiempo adecuado también. Esa es la «suerte» y sólo se tiene cuando nuestra salud de todo tipo, física y espiritual, es perfecta.
Demetrio Santos. Fundamentos del saber astrológico.