Prisioneros de creencias

Prisioneros de creencias

En aquel lugar era frecuente que cualquier persona que hubiera alcanzado cierta notoriedad quedara prisionera.

-¿Por qué? ¿Quién las encerraba?

Nadie. Las personas de aquel lugar acababan siendo prisioneras de ellas mismas, al querer mantener a cualquier precio algo que ya no eran. Desde políticos que deseaban permanecer eternamente en puestos de alta responsabilidad a escritores que ya no tenían nada que contar y sólo repetían viejas historias ya conocidas.

– ¿Cómo funciona ese proceso? No acierto a comprenderlo.

Habían olvidado que cualquier cosa material o inmaterial está sujeta a un nacimiento, a un desarrollo y más tarde, según sea su ciclo, a un final.  Final que permite el acceso a nuevos comienzos.

– ¿Renovarse o morir?

En aquel lugar, aunque habían escuchado lo de la permanente impermanencia, no eran capaces de aplicarlo a sus vidas. Incluso una gran mayoría preferían la seguridad de cualquier trabajo, aunque fuera mortalmente repetitivo y falto de creatividad, a otras posibilidades más estimulantes pero inseguras.

– ¿Dónde está ese lugar del que hablas?

Ese lugar está instalado en nuestras mentes en forma de creencias (miedos de todo tipo y color). La familia, la educación, la sociedad y la cultura son las responsables. La pregunta es: ¿vas a continuar cargando con ellas?