EL HORROR
Veo rapaces agitando fétidos papeles
para convertirnos en almacén de números.
Con líneas sangrientas dividen la Tierra
agitando trapos con barras y estrellas.
Orgullosos de sus pies de plomo dictan leyes
que encarcelan nuestra conciencia futura.
Imponiendo un cadáver cubierto de llagas
entierran sus garras en los tesoros vitales.
Con maletas llenas de billetes floreados
usan el crédito como carnada caníbal.
En el cerebro, bajo promesas abstractas
nos introducen aceleradores del ego.
Sólo nos permiten vivir luciendo marcas
que nos embalsaman en el hastío.
Con insensata indiferencia continúan
destruyendo la gratuidad del viento.
Falsos Maestros dando aspirinas metafísicas
a fanáticos rígidos y sentados que no cesan
de viajar hacia hospitales celestes.
Vestidos de magma adoran huesos
de santos perfumados a mansalva.
Traficantes de líquidos vaginales,
especuladores de ideales en germen,
militares viscosos, ladrones de ventanas,
propagandistas de relojes sin fondo,
llenan sus bolsillos con perlas
formadas por las llagas de sus pobres,
mientras piden con voz de jarabe
que les cedamos una víscera.
Pronto proclamarán el fin del mundo
para recoger después los muebles
que arrojaremos por las ventanas.
Para llegar hasta el sol que brilla
en el centro del mar de sombras
no rehuyamos el horror del mundo.
Alejandro Jodorowsky