Nota sobre exorcismos. David Testal.
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-¿De verdad eres “exorcista”?, suelen preguntarme.
-Sirva esta respuesta:
El diablo o diablos sólo son metáforas, para mí, de aquello que vivimos como “negativo” en nosotros. Desde ese punto de vista, sentir que tienes un problema es estar poseído.
Si aceptamos que no hay problemas, sino formas de pensar nocivas sobre lo que creemos que nos sucede, entonces realizar un exorcismo consistiría en provocar la mutación del pensamiento, de tal forma que sintamos que el problema se ha disuelto.
Esa es la posibilidad que pretendo crear siempre con todo lo que hago, de distintas formas, y a partir de lo poco que sé en cada momento.
Utilizar esa palabra era, además, mi forma de relacionarme en secreto con una tradición antigua de incubadores de sueños, profetas, oráculos, y conocedores de determinadas leyes ocultas hoy mal entendidas y prostituidas en mi opinión, una forma de recuperar esta palabra expropiada a un saber perenne por una absurda religión.