Reflexiones sobre el etiquetado y sus inconvenientes:
1.- Las prendas de vestir –así como infinidad de otros productos- llevan etiquetas, códigos de barras, etc. que ofrecen información. Los seres humanos, en cambio, estamos en continua transformación (cualquier etiqueta que nos coloquen quedará desfasada con el tiempo)
2.- ¡Estamos etiquetados! Es cierto que nuestros padres y educadores nos fueron adjudicando definiciones negativas que nos creímos y que es posible que se nos pegaran a nuestro ser bloqueándonos.
3.- Es muy probable que creamos que nuestra nacionalidad o nuestra raza sirvan para definirnos. Sin embargo en pleno siglo XXI nadie debería ser clasificado en función de donde ha nacido o por el color de su piel.
4.- Incluso nuestro nombre puede ser una etiqueta ya desfasada. ¿Te siguen llamando Pedrito o Elenita cuando tu infancia ya queda lejos? Está claro que no quieren verte crecer.
5.- Cualquier problema o enfermedad, por muy grave que sea, sólo define nuestro estado presente. Si lo mantenemos debemos preguntarnos sobre ¿qué beneficio nos reporta quedarnos anclados en algo que nos pasó ya hace muchos años?
6.- Incluso los diplomas son etiquetas que no necesitamos exhibir porque somos mucho más que un título académico. ¡Cuantas veces los mostramos como una especie de acreditación de excelencia!
7.- Tu sexo, tus ideas políticas o religiosas son conceptos que solo a ti te pertenecen. No deberíamos tatuárnoslo sobre nuestra piel para e esa forma poder cambiarlos en cuanto lo necesitemos.
8.- Nos han dado –en el pasado- premios y aplausos por algo que creamos o hicimos. ¿Se puede seguir viviendo eternamente de aquello? ¿Nos hemos quedado fosilizados –etiquetados- por algo que ya no nos define en absoluto?
9.- Nuestra cultura y sociedad necesitan uniformar y etiquetar para generar una falsa sensación de estabilidad y seguridad, cuando lo único estable es el propio cambio.
10.- Por último recordemos un acto psicomágico recetado por Alejandro Jodorowsky para deshacernos de las etiquetas:
Escribe en etiquetas adhesivas el mayor número de definiciones que te hayan dado y pégalas por todo tu cuerpo incluida la cara. Después sal a pasear así el mayor número de horas que puedas. Cuando vuelvas despega las etiquetas y construye con ellas una bola, acaríciate el cuerpo con las manos empapadas en perfume y finalmente arroja la bola al basurero de tu ciudad.