
El sueño americano, triunfar y poseer, está agotado, cada vez disponemos de más información que nos confirma que poseer no da la felicidad. Los jóvenes no compran coches ni barcos ni vestidos de boda ni casas…, los usan.
¿Lo que se vende es el acceso?
Sí, estamos pasando del poseer al compartir; ese será el gran cambio, y las empresas dejarán de vendernos productos para vendernos servicios, donde cabe todo, hasta una bombilla.
Póngame algún ejemplo.
¿No quiere pagar por aparcar el coche en el aeropuerto…? Fightcar alquila su coche mientras está de viaje. Así las marcas se convierten en facilitadoras y aseguradoras de garantía.
Pese a ello, en su país el consumo es casi un deber patriótico.
Los que gobiernan no pertenecen a la generación del milenio (entre los 16 y 34 años) que están a la vanguardia en crowdfunding y la creación de cientos de negocios exitosos como las “bibliotecas de préstamo”.
¿Acabaremos con el usar y tirar?
Ese modelo, que se impuso mediante poderosas y millonarias campañas, está agonizando.
¿Y qué ganan?
El principal elemento de competitividad de las empresas es tener en cuenta la voz del consumidor, y hoy el consumidor castiga a la empresa que daña el medio ambiente y que tiene malos comportamientos sociales, lo hemos visto con Inditex en Bangladesh, las pelotas de Nike en Pakistán, Volkswagen y la contaminación…
Sólo corrigieron sus prácticas por la presión ciudadana internacional.
También deben innovar en el nuevo paradigma de economía circular si no quieren quedarse atrás. El gigante de refrescos Coca-Cola está investigando en envases más ecológicos que reducen el uso de materiales y facilitan el transporte reduciendo la huella de carbono total.
Extracto de una entrevista con Koann Vikoren, fundadora de Sustainable Life Media y Sustainable Brands, en La Vanguardia