Se ha ganado la vida como músico de jazz y sus obras están por todo el mundo: el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el de Montreal, Colonia, Viena, Tokio, París… Artista multidisciplinar considerado el padre del cine estructuralista y reconocido pionero del videoarte.
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Escoja una imagen de su niñez
Michael Snow: Mi abuelo, que era ingeniero, construyó un edificio en forma de barco en una pequeña isla de las muchas que hay en Canadá.
¿Allí pasaban los veranos?
Sí, y era increíble porque el viento y las tormentas movían la casa, era como estar navegando, consciente del poder de la naturaleza.
¿Por qué escoge esa imagen?
Me hizo consciente de la inestabilidad y de las variaciones constantes de la vida. Nada está quieto, no hay un segundo igual a otro. Esa conciencia ha marcado mi carrera y mi vida.
Pintor, escultor, músico, cineasta…
En un catálogo de finales de los sesenta explicaba que mis cuadros los hace un cineasta, mis esculturas un músico, mis películas un pintor, mi música un cineasta, mis cuadros un escultor…
Todas las variaciones posibles.
Sí, y a veces trabajan todos juntos.
¿Cómo empezó todo?
Yo era muy rebelde. Mi madre, que era una música excelente, siempre me quiso enseñar a tocar el piano, pero yo no me dejé. Luego la música se convirtió en mi vida y me abrió todas las puertas. Mi madre había plantado la semilla.
¿Sabe por qué era tan rebelde?
Me mostraba como un tipo duro, pero detrás de esa máscara era muy temeroso, y creo que ese es el secreto de los tipos duros.
¿Qué momentos han marcado su historia?
Hace dos meses me dieron un premio de música en Canadá, y estoy muy agradecido.
¿Qué ha significado el éxito para usted?
A menudo y durante mucho tiempo pierdo de vista una obra mía, y cuando la vuelvo a ver me sorprendo a mí mismo pensando que es una excelente obra, ja,ja, ja. Eso es el éxito, que te guste lo que haces.
¿Qué idea hay detrás de sus obras?
Yo he trabajado mucho el concepto del tiempo, para mí la variación y el cambio constante son muy importantes…, aquella casa barco de mi infancia, y curiosamente otro elemento arquitectónico –la ventana– son fundamentales.
¿La ventana?
Sí, siempre he estado muy interesado en enmarcar. Las ventanas enmarcan lo que está cambiando constantemente. Verá, yo tengo una cabaña en Nueva Zelanda.
Construida por usted y su mujer, lo sé.
Sí, durante 40 años. En esa cabaña veo por una ventana el amanecer y por la otra el atardecer, un privilegio. En la exposición hay dos obras que tienen que ver con esto, una proyecta sobre el suelo un paisaje constante: el camino que lleva a mi casa. Lo otra es una de mis ventanas.
Usted ha vivido los años dorados del mercado del arte.
Sí, pero en realidad no tiene nada que ver conmigo. Probablemente el mercado del arte sea algo diferente al arte.
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Fuente: Extracto de una entrevista con Michael Snow, artista multidisciplinar, en La Vanguardia