Morir viviendo, vivir muriendo

Morir viviendo, vivir muriendo

Poder contar mi historia ha sido una terapia, porque tanto mi familia como yo hemos vivido con miedo.

¿A qué temía?

“El primer médico en practicar la eutanasia en España” es un estigma, una mochila pesadísima de llevar. Pero hoy sé que puse mi pequeño grano de arena para que este tema del respeto a las decisiones del paciente se tenga en cuenta.

Ha empezado a dar conferencias.

Quiero transmitir que los médicos somos ante todo seres humanos y que debemos ser humildes. Estamos en un mundo muy tecnológico, ya casi ningún médico toca la mano de su paciente cuando sufre ni le pone un fonendo sobre el pecho, gestos que consuelan y ayudan.

¿Cómo se hace ahora?

Somos máquinas de solicitar pruebas que nos dicen el diagnóstico. Yo creo que hay que hacerlo al revés: conversar con el paciente, preguntarle, tocarle la barriga, auscultarlo, y luego pedir el estudio correspondiente. Pero se acabó la semiología, la ciencia que estudia signos y síntomas, aunque a mí me sigue pareciendo imprescindible. La tecnología nos ha invadido.

¿Y en qué ha convertido la medicina?

Hoy se ejerce una medicina defensiva, el médico está temeroso de que lo denuncien y hace pruebas y más pruebas. En consecuencia, las colas de esperas en urgencias son enormes porque están esperando un TAC por una gripe. Sin humanidad no hay nada.

Era médico adjunto de guardia en el hospital de Móra d’Ebre cuando en el 2005 una paciente terminal de 82 años y su hija, presente en todo momento, le pidieron que acabara con su vida. “Cuando la situación médica fue irreversible, accedí”. Hourmann no era un activista de la eutanasia, pero sintió compasión; y fue su ruina. “Consideré que había hecho lo que debía: luchar hasta al final, pero aceptar que hay un final”. Pero su vida se convirtió en una pesadilla. Ahora ha podido contar su historia en Morir viviendo, vivir muriendo (www.morirviviendo.com) y la atención se ha vuelto a centrar en su caso, pero esta vez para escucharle.

Extracto de una entrevista con Marcos Hourmann, primer médico sentenciado por eutanasia en España

Fuente: La Vanguardia

1 Comentario

  1. Ly 7 años hace

    Cada persona es dueña de su vida y su muerte. El amor verdadero empieza con el respeto hacia la decisión del paciente y creo que nadie tiene derecho a intervenir. La hija de esta anciana fue muy madura respetando la decisión de su madre.
    Por ejemplo, imponer marcapasos a ancianos que pasan de los 90 años, es un crimen. Los ancianos necesitan y desean descansar, no estar luchando a su edad, para que no los tengan conectados a los aparatos médicos, sondas por todas partes.
    Cuando mi abuela falleció de muerte natural, estuvimos cuatro personas con la madurez suficiente para permitir que la naturaleza siguiera su curso. Nadie se puso histérico ni llamo a las ambulancias. Respetamos la voluntad de Dios y ella falleció muy tranquila. Quería que le pusiéramos su vestido nuevo y la peináramos para estar muy bonita. Coqueta en su vida y en la muerte.
    Desafortunadamente, aun existe demasiada ignorancia con respecto al derecho a morir con dignidad.
    Muchas gracias, querido Paco. Ly

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