Mi opinión de lo que es un verdadero maestro espiritual

Mi opinión de lo que es un verdadero maestro espiritual

Juan Trigo: Un verdadero maestro no predica, no trata de convencer, de poner las cosas bonitas y atractivas para captar adeptos o discípulos, no muestra lo que sabe ni jamás se vanagloria de ello, porque es consciente que su sabiduría no es suya y que él solo es un canal de transmisión que debe mantenerse limpio y sin estorbos, como un perfecto instrumento musical. Por ello no reclama dependencia y mucho menos devoción. Y es aquel que al ver que su discípulo ya ha asimilado sus enseñanzas que podía administrarle le invita, o le obliga si es necesario, a dejarle, a apartarse de él, porque es muy consciente de que sus enseñanzas, como las de cualquier otro maestro solo pueden abarcar una parte de la totalidad (*). Por ese motivo, porque no hace de sus enseñanzas trascendentes un negocio, ha de tener un empleo o profesión para mantener a su familia.

En resumen, podríamos reflexionar sobre la condición mundana del maestro espiritual que iniciábamos al principio, por medio de una sencilla pregunta: ¿Es un empleo, un negocio o una responsabilidad? En otras palabras, ¿se puede vivir de aliviar el vacío existencial de la gente y ayudar a su descubrimiento personal? Y como no me estoy refiriendo a profesiones como la de psicólogo, astrólogo o sacerdote, sino a fenómenos mediáticos como Castaneda, Sai Baba, etc., por poner algún nombre no contemporáneo, a mí entender una útil vara de medir puede ser aquella máxima crística de: “por sus obras los conoceréis”.

Dice que un día caminaba el Diablo por la calle explicando a sus discípulos algún aspecto del Conocimiento cuando uno de ellos le advirtió: “Maestro, mirad ahí abajo, ese humano ha encontrado una parte de la Verdad”. “¿Y qué?”, respondió el Diablo. “Pues que puede desmontar toda nuestra estrategia de manipulación de masas”. “No te preocupes, pues ha encontrado solo una parte, y como le va a deslumbrar ese descubrimiento, creará una secta o corriente espiritual y se olvidará de seguir buscando para relacionarlo con la Totalidad”.

El dilema es: Encontrar una parte y explotarla mediáticamente o seguir buscando las demás, aunque uno deba mantenerse en el empleo o profesión que le da de comer. Eso es lo que quería proponer aquí.

(*) La Verdad está diseminada por el mundo, y al buscador ha de ir recopilando los fragmentos, en una especia de ritual referido al mito de Isis recogiendo los pedazos de Osiris. Dice Ibn Arabi, sufí hispano del siglo XIII, “Un verdadero arif (compleja palabra árabe que podría traducirse como creyente, buscador, realizados espiritual) no puede quedarse atrapado en ninguna forma de creencia.

Extracto de un artículo. Fuente: El paraíso está en el fondo de tu corazón