Los mitos entendidos de forma poética y simbólica

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Los mitos, en gran medida, puede que sean una forma poética y simbólica de relatar hechos históricos. Desde ese punto de vista la batalla entre los Titanes y los Olímpicos de la que hablábamos en otro artículo, probablemente se refiera a la invasión de que fue objeto Pelasgia por los aqueos, allá por el 1900 a. de C.

Hay distintos mitos de la creación en la Península Helénica:

El mito órfico cuenta que la Diosa Noche fue cortejada por el Viento. Tras esta unión, la noche puso un huevo de plata en su oscuro seno, del que nació Eros y puso en movimiento todo el Universo. El mito pelasgo también es bastante similar al órfico…

El mito olímpico nos dice que la Tierra (Gaia) surgió del Caos, y se unió a su hijo Urano, el Cielo. Es decir, la unión incestuosa es la base de este mito que está instalado en el inconsciente colectivo. De esta unión nacieron los Cíclopes, Titanes,… Más tarde Kronos, el menor de los Titanes, castró a su padre con una hoz de pedernal que Gaia le proporcionó para este fin, y pasó a ocupar el lugar de Urano, desposándose con Rhea. Posteriormente fue a su vez destronado por Zeus, también su hijo menor, que estableció un nuevo orden y se hizo con el poder.

Esta parece otra orden inconsciente: a su debido tiempo el hijo menor castrará al padre y se hará con el poder… Pero en realidad lo que deberíamos plantearnos es que todo hijo para encontrarse a si mismo como hombre debe aceptar en un momento dado la muerte del padre.

Dice Alejandro Jodorowsky que es un ejercicio fundamental y complicado, el capítulo más difícil e importante. Una vez hecho el reconocimiento del padre, hay que aceptar que el padre muere para encontrar la energía masculina. (Ceder el poder es muy difícil para el padre) No se puede ser hijo toda la vida, hay un momento en el que el padre debe morir. “Tomar el poder al padre es una ley natural”

El padre en su lecho de muerte debe decirte que te quiso. “Viniste al mundo para ser mi maestro”. Tenías que ser como tú eras, luché para no robarte la infancia y no desviarte de tu futuro. Tú eras mi futuro, muchas gracias por tu existencia, gracias. Tienes que ser tu propio protector, tu creador. Te di lo que pude, lo que no supe darte tienes que dártelo tú mismo. Me voy sabiendo que te vas a realizar y tu realización será la mía. Te dejo mi fuerza, mi corazón. Gracias por acompañarme en mi muerte (el padre se transforma en hijo)

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