Alejandro Jodorowsky: Es tan compleja nuestra mente que, a veces, cuando tratamos de realizarnos, no encontramos la solución. El inconsciente amenaza ahogarnos con su ola de inconfesables deseos. En lugar de analizarnos para alcanzar la conciencia, buscamos refugio en prejuicios que nos dan la ilusión de que somos amos de nosotros mismos, para terminar un día viendo nuestra obra, o nuestra personalidad, destruida porque la construimos lejos de toda realidad… Algunos dictadores creen ser los amos, sin darse cuenta que el pueblo que sojuzgan es la realidad y ellos un mal sueño que cesará con el despertar.
CHISTES CON CONCIENCIA:
Mientras se viste, la prostituta tiembla de contenta. Cubre de miradas al hombre que aún yace en el lecho. Entusiasta, ella le dice: “¡Mmmm, qué gusto! ¡Sería maravilloso que todos los hombres supiera hacer el amor como tú! ¡Verdaderamente, fornicas como un Dios! ¡Te felicito! ¿Pero, dime, quién te hizo esos hoyos que tienes en las manos y en los pies?
Alejandro Jodorowsky: El ego personal, de alguien encerrado en su mente como en un calabozo, no reconoce al Dios interior. En el centro del obscuro inconsciente hay una fuente de vida, luminosa, que lo conoce todo -desde el nacimiento de este universo hasta la presencia de incontables universos paralelos-, que está en comunicación con la humanidad entera, que tiene infinitas posibilidades de realización. Quien no traspasa las fronteras de sus prejuicios egoístas, va por la vida, sin verlos, de milagro en milagro. A veces, cuando por un muy breve momento se detiene a observarse a sí mismo, se aterra y sorprende al encontrarse frente a un increíble desconocido.