Nuestra sociedad nos enseña a “no mirar hacia dentro”. Parece que el lema es que el tiempo es oro, y detenerse es retroceder. Consideramos negativo todo aquello que no puede ser planificado ni regulado. Por ese motivo aprendemos desde pequeños a controlarlo todo, incluso aquellas cosas que funcionan mejor cuando las tomamos tal y como vienen.
¿Qué hacer entonces con los sueños y el simbolismo onírico? Los mensajes que nos llegan a través de ellos, que vienen de un pozo insondable donde está todo lo que no entendemos de nosotros mismos, pueden tener mucho valor en nuestra vida cotidiana. El premio parece ser la posibilidad de encontrarnos con nosotros mismos, ejercicio para el que resulta indispensable enfrentarse con la propia soledad.
– Afirmó que el día que pudiera abrir aquella puerta trataría de convertir en creatividad y profundidad todas sus obsesiones y humillaciones allí guardadas.
PD: Ninguna respuesta que no provenga de uno mismo resultará útil en esta entrevista.
1 Comentario
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Sincronísticamente una amiga me envía el link de este blog, y leo acerca de abrir aquella puerta donde esperan por nuestra atención, toda nuestra energía creadora, cuya raíz parece ser precisamente nuestro sufrimiento trascendido. A mis 54 años, me encuentro en este preciso proceso. Mordí duro por un tiempo para abrir la puerta, ahora estoy de pié en el umbral, observando, en absoluta ignorancia de cómo todo aquello que veo y siento al ver, se resolverá para surgir como fuerza creadora. Por ahora solo estoy allí de pié, observando y sintiendo, y llegó este sueño: Un rostro de mujer se acerca desde lo lejos. Al llegar frente a mi, veo que es mi mamá. Poco a poco comienza a levantarse por si sola la piel de su rostro, y debajo de ésta, aparece una piel blanca, cubierta de esa película que cubre a los recién nacidos. No puedo dejar de estar conmovida ante la certeza que este sueño me deja, el renacimiento de mi misma será sin duda la mayor creación que mi propia alma me proporcione…deus concedenti, como decía Jung, y recuerdo estas palabras leídas y escuchadas en tantos sitios: Confianza básica. El ego aquí, solo puede ser un paciente expectador a quien le viene bien saber que saldrá transformado de la observación de la obra de la vida que lo aloja.
Gracias por este escrito, por este hermoso blog.