
¿Te has preguntado si obtienes o no reconocimiento del “mundo”? En este escenario –al igual que en cualquier otro- estamos sometidos a muchos cambios: laborales, por matrimonio, etc.
En nuestros actos en el mundo buscamos “el premio”. Tiene su lógica ya que como mamíferos necesitamos en nuestra infancia las caricias de la madre y su aplauso. Más tarde pasamos a exigir al mundo aquello que nos daba -o no nos daba- nuestra propia madre.
Si durante nuestra infancia nos sobreprotegen y nos transmiten temor nos quedará una sensación de miedo a la vida que solo hará que nos sintamos más débiles que los demás.
-El político obsesionado por poder, decía Adler, que su anhelo de poder no nace de la fuerza sino de la debilidad.
-La figura materna o paterna que es posesiva con sus hijos, decía Maslow, que su instinto posesivo denunciaba un gran vacío interior.