
“La mayoría de las conversaciones son monólogos en presencia de testigos”
Mark Twain
Nivel uno. La escucha en huida.
Es la manera más molesta de escuchar. Quien escucha así se limita a estar de cuerpo presente. Puede emitir algún sonido como “uh, oh” para intentar parecer interesado, pero todo en su lenguaje verbal indica que su mente está en otro lado. Incluso puede que siga mirando su teléfono móvil.
Este tipo de escucha hace que quien habla se sienta ignorado y/o ofendido.
Nivel dos. La escucha defensiva.
En este nivel se escucha con las armas preparadas. Cualquier cosa que la persona diga puede ser usada en su contra por quien escucha, que se toma todo de una manera demasiado personal. Se reacciona rápido y sin intentar comprender.
Esta escucha produce una gran frustración y cansancio a la persona que habla. Y es fácil que pueda deteriorar la relación entre quien habla y quien escucha. También hace más difícil que quien habla se abra en el futuro.
Nivel tres. La escucha para solucionar.
Esta manera de escuchar va al grano. Olvida los aspectos emocionales y busca la información necesaria para encontrar una solución a los problemas que se plantean.
En algunas ocasiones esta manera de escuchar puede ser conveniente. Sin embargo en la mayoría de las ocasiones cuando alguien habla con nosotros no espera una solución. Lo que espera es más bien el tipo de escucha que veremos en el nivel cuatro.
Muchas de las discusiones entre hombres y mujeres cuando una mujer tiene un problema se producen porque el hombre ofrece una escucha de nivel tres, y la mujer espera una escucha de nivel cuatro. En los hombres es más frecuente la escucha de tipo tres ofreciendo respuestas a problemas. En las mujeres es más frecuente desear ser escuchadas en el nivel cuatro. Con esa diferencia de expectativas es difícil que la cosa no acabe mal.
Nivel cuatro. La escucha para conectar.
Esta manera de escuchar es la que casi siempre deseamos sentir cuando hablamos con alguien. Lo que pretende esta escucha es entender en el sentido más amplio de la palabra. Conocer de dónde viene emocionalmente la persona para poder establecer una conexión. Es escuchar no desde el lugar mental en que estás tú sino intentando desplazarte al lugar mental donde está quien está hablando. Además es escuchar sin tener un propósito definido, porque la prioridad es conectar.
Este tipo de escucha no excluye que después de la conexión se puedan ofrecer soluciones. Esa es una fase posterior. Algo que ocurre después de que se ha conseguido conectar.
Fuente: entusiasmado
1 Comentario
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Muchas gracias por todo lo hermoso que publica. Todos sustedes artículos son geniales. Un abrazo grande de agradecimiento . Alex