En el principio fue la palabra…dicen por ahí y lo aceptamos todos, porque parece ser que el nombre de la cosa es la misma cosa. ¿Quedo claro?
Si yo pienso en una mesa y Ud. piensa en una mesa, ¿es la misma mesa? Podemos decir con cierta seguridad que no, pero que vamos a estar convencidos de que hablamos de lo mismo, porque ambos adherimos a la definición arquetípica de la mesa y sus características.
Ahora, si yo le muestro mi mesa, Ud. sabrá que es una mesa y si Ud. me muestra su mesa, yo sabré que es una mesa sin embargo nuestras imágenes mentales nunca serán las mismas.
¿Que tiene mi mesa que no tenga la suya? Mi historia. La imagen va a estar cargada de matices en relación a lo vivido, va a ser la mesa que conocí, la mesa que quise, la mesa que me permito imaginar, con un color, una textura, un tamaño, que solo yo puedo ver por más que lo explique. Porque la carga emocional que le di, es única y así con el resto de nuestro universo, si se entiende por universo, lo que creemos conocer.
¿Entonces? Todo induce a pensar que el secreto está en las emociones, ese conjunto de sustantivos, abstractos a la fuerza en la teoría, porque en la práctica las cosas funcionan distinto.
Todos hemos tenido un golpe de suerte, algo nos ha rozado el alma o nos ha envuelto una emoción indescriptible. Los ejemplos siguen y se vuelven más complejos en la medida en que necesitamos dar claridad a lo que sentimos, en la medida en que necesitamos que el otro se acerque lo más posible a lo que sentimos.
Es aquí mismo, donde entramos en los laberintos del discurso y sus apreciaciones discutibles, me refiero al intento de nombrar lo que no podemos nombrar, unos dirán que es un arte, otros una utopía y aunque la practica siempre desvirtúa, me atrevo a afirmar, que todos, conservaremos recuerdos, de esos instantes de comunión en los que juraríamos sin temor a equivocarnos, que estábamos hablando de lo mismo.
¿Cómo te sentís?
Como un Dios.
Mi nombre es Érica Valeria Peters, nací en el seno de una familia de campo de la llanura pampeana. No sé si fue el desconcierto geográfico, las horas mirando el horizonte o la biblioteca que me lego mi madre lo que genero este carácter reflexivo, pero lo concreto es que disfruto dándole una segunda mirada, un intento de capitalizar una enseñanza en todo lo vivido.
Me dedico a realizar terapias de Armonización Energética y Restauración Áurica, además, junto con un amigo, realizamos encuentros de reflexión y trabajo consciente, sobre el poder simbólico del lenguaje, los pensamientos y las emociones.