– Papá ¿la libertad de expresión es un derecho?
– Así es hijo mío, aunque no universal. No la vas a encontrar en todos los países…
– ¿Ese derecho me permite decir cualquier cosa que se me pase por la cabeza sin que sea delito?
– En realidad lo que permite es que puedas expresar públicamente tus ideas, aunque difieran de las de tus compañeros.
– Aunque estén en desacuerdo con lo que digo, ¿el sistema debe defender mi derecho a decirlo?
– Así es. Tu idea podrá ser genial, o un verdadero disparate, pero amordazarte o intimidarte con sanciones no es algo que se considere aceptable en nuestra sociedad. Aunque no te lleves a engaños, en nuestro mundo nadie puede decir lo que le venga en gana sin sufrir presiones.
– ¿Quién puede poner barreras a la libre expresión?
– Son muchos los regímenes, totalitarios o no, en los que resulta imposible decir nada que vaya en contra del poder. Los poderosos a través de leyes, de la censura, o de cualquier otro método se encargarán de que eso no suceda.
– Entonces, ¿qué se puede hacer?
– Nunca olvidar que la verdadera libertad es siempre interior. Si necesitas mostrarla tal vez sea otra cosa…