La pareja es una “terapia”

La pareja es una “terapia”

Cuando se encuentran dos personas y deciden formar una pareja, cada una llega con sus neurosis, con sus respectivos árboles genealógicos a cuestas. Se encuentran dos personas que pueden ser diferentes en todo: en edad, inteligencia, altura,  incluso en sus respectivos niveles de conciencia.

Sin ejercer de terapeutas de nuestra pareja, ni tratando de ejercer de maestros, con una paciencia infinita intentaremos que nuestra pareja “expanda su nivel de conciencia” elevando la nuestra.

Si un miembro de la pareja adelgaza mucho, por simbiosis el otro empieza a perder kilos. Cambian los hábitos alimenticios, primero uno y después el otro. “Toda pareja acaba andando junta, en sintonía, al mismo paso.” -según afirma Marianne Costa.

La gran mentira es la que nos decimos: por tu culpa yo no puedo cambiar. Porque lo único que podemos cambiar es a nosotros mismos (en ningún caso podemos cambiar a nuestra pareja).

Observemos ahora algunas de las posibles metas en una pareja:

La pareja puede tener una meta común:

Los dos miran hacia el futuro (o hacia el pasado) y centran sus esfuerzos en alcanzar dicha meta.

O metas paralelas:

No es la misma meta, pero se mueven en paralelo, siempre a la misma distancia. Mirando hacia el futuro o el pasado

O metas divergentes

A medida que transcurre la vida, sus caminos se van alejando. Algo que deberán de vivir con valentía.

Incluso las tres al mismo tiempo:

Tenemos que ser capaces de vivir nuestras metas respectivas, ayudándonos en lo posible, de forma valiente. No vale la pena estar viviendo en conflicto, es preferible separarse si las metas chocan violentamente.

Las metas divergentes opuestas:

Nos apoyamos espalda con espalda. Cada uno tiene su meta pero no interfiere ni bloquea la del otro. Incluso pueden ayudarse.

Cuando uno mira hacia el pasado y el otro hacia el futuro:

En este caso resultará difícil conciliar las metas…