La conquista de la alegría

La conquista de la alegría

¿Es la risa un indicio de lucidez?

Dicen muchos: “se ríe como un tonto”. Sin embargo, en mi experiencia, son los sabios los que mejor se ríen. Y si la sabiduría no sirve para conquistar la alegría, ¿para qué usarla?

En nagual hemos realizado un fantástico documental donde realizamos entrevistas a más de 14 maestros, especialistas, ponentes y sabios. Hay algo en lo que todos están de acuerdo: en la risa, en la alegría, en una manera de ver el mundo basada en el humor. De todos ellos tenemos fragmentos de carcajadas, tomas falsas, chistes, bromas, cachondeo, canciones y momentos espectaculares. Podríamos decir que todos ellos son “unos piezas”.

Personalmente he conocido maestros de todos los linajes, en diversos paises, de multiples tradiciones. Todos comparten una visión cómica de la realidad. Es como si a medida que una persona se acercara al conocimiento de su propia realidad y naturaleza, se fuera acercando, a la vez, al centro de su alegría.

No hay maestro verdaderamente bueno con el que no te lo pases bien, con el que te rías en una comida, una cena, un café. No hay maestro verdaderamente bueno que no te recoja un chiste y te lo devuelva mejorado. No hay persona realizada que no tenga buen humor, que no tenga un punto de vista positivo de cada cosa. Debe ser por eso que dicen “no te fíes de un maestro que no se ría”.

La seriedad decadente y mortecina del mundo cotitidiano es la hermana siamesa de la importancia personal, del ego como centro, de vivir para un cadaver al que nunca vas a llegar a satisfacer porque, básicamente, solo te lo estás imaginando.

Cuando uno comprende la futilidad de la vida, la increíble suerte de estar vivo y consciente, la inimaginable organización con la que la realidad está construida, la identidad verdadera de tu ser solo te queda el agradecimiento por lo que te ha sido regalado. Y eso va de la mano de la alegría.

El conocimiento de la naturaleza verdadera, el comprender quién eres, la realización personal es como un despertar. Pero es un despertar de domingo por la mañana, con sol, amor y risas.

Mariano Alameda

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