El alquimista francés René Schwaller de Lubicz defiende que en la antigüedad se sabía que la conciencia humana se inscribía indeleblemente en los huesos y que así podía continuar su proceso de evolución (evolución que en su filosofía no es más que el incremento de la integración de conciencia). Hay una ceniza que permanece, que de hecho es irreductible e indestructible, no obstante el método de disposición final que se aplique a un cadáver, esto es lo que llama la sal fija, una coagulación de la conciencia. Esta sal, según de Lubicz es el depósito imperecedero de la conciencia humana y el soporte material que permite a la conciencia evolucionar a través de la materia. La sal de las cenizas es la semilla desgranada que posibilita –en su persistencia acumulativa– la transformación de la materia en espíritu, el objetivo de la alquimia.
Vídeo: La artista mexicana Gabriela Fuchs colocó las cenizas de su padre en el microscopio y ella misma dice que las imágenes que vio y que aparecen en el vídeo “prueban visualmente que estamos hechos de estrellas».
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