Ruediger Dahlke: El que sufre de insomnio —mejor dicho: de dificultad para conciliar el sueño— tiene dificultades y miedo de soltar el control consciente y abandonarse a su inconsciente. El individuo actual apenas hace una pausa entre el día y la noche, sino que lleva consigo a la zona del sueño todos sus pensamientos y actividades.
Prolongamos el día durante la noche y pretendemos analizar el lado nocturno de nuestra alma con los métodos de la conciencia diurna. Falta la pausa de la conmutación consciente.
El insomne debe aprender ante todo a terminar el día conscientemente para poder entregarse por completo a la noche y a sus leyes. También debe aprender a preocuparse de las zonas de su inconsciente, para averiguar de dónde procede la ansiedad.
La mortalidad es un tema importante para él. El insomne carece de confianza y de capacidad de entrega. Él se considera «activo» y no puede abandonarse. Los temas son casi idénticos a los que consideramos al tratar del orgasmo.
El sueño y el orgasmo son pequeñas muertes que las personas con un Yo muy desarrollado experimentan como peligro. Por lo tanto, la conciliación con el lado nocturno de la vida es un somnífero infalible.
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Jomán Romero: El que sufre de insomnio deberá aprender a soltar la presión, a abandonarse, a relajarse.
Deberá practicar la rendición, desprenderse del perfeccionismo, dejarse llevar por la vida, aceptando que no se puede controlar todo y profundizar en el sentimiento de confiar en la vida y meditar sobre la muerte.
Nos puede ser de gran ayuda, para pasar del lado activo de la mente (masculino) al pasivo (femenino), la práctica de algún ritual de buenas noches, una oración, meditación, mantras, la observación de la respiración, escuchar música de relajación, etc.
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Milton Erickson: A los que padecían de insomnio, les detectó cuales tareas o actividades les disgustaban, les ordenó que, si después de cierto tiempo de haberse acostado seguían despiertas, se levantaran a subir y bajar escaleras, a encerar los pisos y otras tareas para ellos desagradables. Asunto arreglado.
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Gabriela Rodríguez: Recomendó a una consultante con graves problemas de insomnio, a la que la madre le había deseado que no naciera, enterrarse en vida y nacer de nuevo. Es un acto psicomágico que simula el ritual de la muerte.
Ejercicio Anti-Insomnio De Alejandro Jodorowsky
-A partir de ahora, dejo de pensar.
Me relajo y, al cabo de un momento, mi pensamiento se disuelve. Entonces añado:
-¿Y ahora? Ahora me entrego a la nada. No soy nada.
Me entrego a la nada un cierto tiempo, luego se me ocurre pensar:
-Estoy muy contento. Lo consigo… “¡Basta! ¡Deja de estar contento” Si estás contento dejas de estar en la nada… De acuerdo, no estoy contento.
Entro en esta idea, pero termino diciéndome:
-¡No estés tampoco triste! ¡Abandónate a la situación! ¡Entra en la nada! ¡Acéptala!
Al cabo de unos segundos, duermo profundamente. Parece que uno se duerme en el momento en que acepta la nada porque el intelecto desaparece. Cuando anulas el intelecto, duermes: entras en el Universo.
No hay nada más vivo que un ser dormido. Completamente en el Universo, su intelecto se ve absorbido. Entrar en la nada sin dormirse sería maravilloso. Por desgracia, todavía no lo he conseguido”.
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Para terminar, un cuento de Almanaque Sanador sobre el insomnio:
-Hola, soy un cerebro insomne y vengo a rehabilitarme.
-Bienvenido- le respondieron los miembros veteranos de aquella terapia de grupo.
Tras ocho sesiones, consiguió conciliar el sueño y dormir hasta cinco ho- ras seguidas; así que, en su novena sesión, quiso dar las gracias al grupo con estas palabras:
-Confieso que me costó aceptar mi condición de insomne porque en el fondo sabía que, detrás de este estado de vigilia constante, había algún miedo no reconocido. Con vosotros he aprendido que reconocer y expresar lo que uno teme, es el primer paso para afrontarlo. Ahora ya sé dar la orden de reposo, porque pretender controlar las 24 horas del día todo lo que ocurre más allá del cráneo que me cubre, es una labor imposible, además de enfermiza. Yo, tan racional, al abandonarme al sueño, sé que abro la puerta al inconsciente, tan lleno de contenido irracional… Pero ya no temo nada porque sé que el dormir repone mi cuerpo, y el soñar sana mi alma. Gracias, amigos.
Aceptémoslo, no podemos estar en los dos mundos al mismo tiempo: el de la vigilia y en el del sueño. Decide: Vigila o duerme.
Almanaque Sanador. 365 cuentos de Plano Creativo