
La noticia de un joven chileno que cayó de un piso 17 y sólo consiguió algunas fracturas despertó en mí algunas reflexiones.
Existe en el interior de cada uno de nosotros dos fuerzas fundamentales: las fuerzas regresivas y las fuerzas evolutivas. Las fuerzas regresivas son generadas por un entorno que aún no ha despertado su conciencia. Pueden provenir de la familia, de nuestra sociedad y cultura provocando una parálisis que dificulta e incluso impide nuestro desarrollo conduciéndonos a una vía de fracasos, angustias, depresiones, enfermedades, accidentes, etc. Por ejemplo, una niña que crece en un entorno que no valora su feminidad tiene la posibilidad de quedar atrapada en esa forma, despreciándose a sí misma y buscando el rechazo de los demás, negando su cuerpo de mujer, padeciendo dolores menstruales, quistes ováricos, problemas para concebir, etc.
Por otra parte, las fuerzas evolutivas son aquellas que sintonizan con los procesos de crecimiento y desarrollo de la existencia. Es el futuro que nos llama para que avancemos, despertemos y expresemos nuestros potenciales en beneficio nuestro y de la humanidad. Cada vez que realizamos una acción constructiva las fuerzas evolutivas se activan en nuestro interior y la vida responde favorablemente. Así mismo, cuando nos encontramos sumergidos en una dificultad las fuerzas evolutivas buscan la manera de salir a nuestro rescate. Estas fuerzas se expresan también como ángeles, seres de luz, y otras energías protectoras que nos envían mensajes, intuiciones, soluciones para continuar. He conocido varios casos de personas que, al igual que el joven que se salvó en la caída del piso 17, cuentan que han sido auxiliadas por un milagro. Muchas de ellas describen la sensación de haber sido protegidas y/o asistidas por manifestaciones espirituales.
A continuación un ejercicio para despertar las fuerzas evolutivas. Te invito a realizarlo.
Piensa en una situación frente a la cual requieras asistencia espiritual.
Imagina que te encuentras de pie frente a todas las posibilidades futuras mientras le das la espalda a tu pasado. Visualiza estas posibilidades como una fuerza magnética que te impulsa a avanzar.
Siente la atracción que el futuro ejerce en todo tu ser. Toma conciencia de cómo tu cuerpo experimenta esa atracción. Busca en tu interior una sensación de confianza mientras todo esto ocurre. Fluye con esa sensación.
Di en voz alta y expresando seguridad:
“Aquí y ahora declaro mi firme propósito de avanzar en mis procesos para desarrollar mis potenciales al máximo. Solicito asistencia de las fuerzas evolutivas y uno mis propósitos personales con los propósitos más elevados de la existencia. Me abro a la orientación y protección que la vida me entrega día a día. Me desprendo de todo aquello que pudiera dificultar la voluntad divina en mi. Así es, así es, así es».
Para finalizar un dato que no deja de llamar la atención. El joven accidentado tenía en su brazo izquierdo tatuada la frase: “Dios no me abandones”.
Alvaro Santi
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Imagen: Remedios Varo