Cierto. Cuando hacemos juicios morales nos basamos en las emociones y la razón nos sirve para justificarlas.
¿Qué intuye?
Que las personas que aprenden a discutir y conversar por encima de los desacuerdos culturales y religiosos acaban por relacionarse mejor, de una manera más productiva y empática. La idea es transitar todas las diferencias religiosas pero no borrarlas.
Las religiones inculcan maneras de vivir y usted propone cuestionarlas: eso da vértigo.
Hay un texto que utilizo a menudo para crear el espacio para la discusión, se trata de una autobiografía intelectual de Al Ghazali, el teólogo y pensador musulmán medieval más importante, que se pregunta qué pasaría si hubiera nacido judío como su vecino.
…Y pierde la fe.
Sí, porque se da cuenta de que su fe depende de lo que le han inculcado. A partir de ahí intenta reconstruir su fe en el islam examinando de manera crítica las cuatro interpretaciones musulmanas más importantes…
¿Reivindica los políticos filósofos?
Creo que si los ciudadanos tienen una educación filosófica fuerte, los políticos tendrán que seguirlos, no podrán impresionarles con retórica y trucos sofistas.
Extracto de una entrevista con el filósofo CARLOS FRAENKEL en La Vanguardia
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