¿Es mejor prohibir que no hacerlo?

¿Es mejor prohibir que no hacerlo?

– Preguntó el joven estudiante a su tutor.

En nuestra sociedad, respondió su mentor, cuando algo genera problemas tendemos a pensar que la prohibición es una buena solución. Por ejemplo la ley seca de EEUU se aplicó desde 1920 hasta el 1932 y sin embargo no frenó el consumo de alcohol. En aquellos pocos años de clandestinidad y mafias el número de reclusos en las prisiones se multiplicó por cuatro. 

-Entonces, replicó el alumno, parece que en este caso prohibir no fue la mejor solución. 

Vivimos en una sociedad donde todo es susceptible de ser prohibido. Sin embargo esto no es algo nuevo, en la Inglaterra del siglo XV se llegó a prohibir comer galletas en Navidad porque en aquel momento fue considerada una fiesta inmoral. 

¿Las leyes son eternas?

Todas las leyes se plantean en principio para resolver un problema concreto (para un tiempo, un lugar y unas gentes) En Francia hay una ley que prohibe a los enamorados besarse en las plataformas de trenes para evitar los retrasos debidos a las parejas que se despedían. No tiene mucho sentido en la actualidad mantenerla porque hoy los trenes no esperan a nadie. Te sorprenderá saber que sigue en vigor como un anacronismo que evidentemente nadie cumple. 

-¿Podría poner un ejemplo de ley totalmente absurda, pero que no tenga siglos de antigüedad?

En Canadá, desde 1985, está prohibido pagar únicamente con monedas si el precio de la compra supera los 10 dólares canadienses. Indudablemente evitará que alguien pueda comprarse algo de mucho valor -como un vehículo- pagando solo con monedas. Pero ¿es necesario una ley para regular algo de puro sentido común?

-Puedo hacerle una última pregunta. Resulta que en el centro donde estudio van a prohibir con carácter general el uso del móvil dentro de las instalaciones. 

Significa que va a tener el mismo tratamiento de peligrosidad que el tabaco. Tratan de evitar los problemas que acarrea el abuso de las nuevas tecnologías en manos de adolescentes. Lo malo de cualquier ley es que se aplica por igual tanto al que la necesita de forma urgente como al que no la necesita en absoluto. La prohibición no evitará que los adolescentes usen esa herramienta -con igual nivel de incorrección- fuera de los centros educativos. No soluciona el verdadero problema, sólo lo cambia de sitio. 

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