
“Un clavo saca a otro clavo”. “El muerto al hoyo y el vivo al bollo”. “A Rey muerto, Rey puesto”… ¿Te suena? Esta filosofía refranera, en el contexto de las rupturas de pareja, enseña la terrible lección de “no te detengas, evita el dolor, lo importante es seguir teniendo lo que tenías… cuanto antes”.
Esta sociedad en la que se sobrevalora y se mitifica la superficial felicidad, el bienestar material, y que fomenta la estrategia de evitación en lugar de la estrategia de afrontamiento, esta sociedad enferma de lo que en psicología llamamos “trastorno de evitación experiencial”, nos incita a saltarnos (o anestesiarnos con psicofármacos) los valiosos paréntesis entre un ciclo y otro de la vida, como ocurre tras una separación de la pareja.
Suceden rupturas muy dolorosas, mientras que otras son muy liberadoras, y entre estos dos extremos, hay separaciones con infinitos tonos emocionales y vivenciales; pero todas ellas tienen un denominador común que es un cambio de estado: “ahora no estoy en pareja”. El modo de gestionar este estado, de cerrar la experiencia anterior y de prepararnos para el siguiente “capítulo de la historia” determinará en gran medida la configuración de la relación sentimental con la persona de la que te vuelvas a enamorar.
¿Qué te parece si vives este paréntesis con conciencia? Quizás podrían serte útiles esta decena de propuestas:
- Dedica un tiempo al día a centrar la atención en la despedida, deja que hablen las sensaciones de toda la geografía de tu cuerpo. Ponles voz y escúchalas. Lo que no se sienta sentido hoy pueden convertirse en síntomas somáticos mañana.
- Comparte tu experiencia con personas con las que te sientas segur@. Momentos de soledad pueden ser necesarios, pero también la compañía lo es. Si precisas ayuda profesional, no duden en pedirla. Hay veces que escasean los recursos propios para gestionar experiencias demasiado dolorosas o complicadas, sobre todo cuando han existido problemas de vinculación en la infancia, abusos y traumas con figuras apego importantes.
- Oblígate a no focalizar tu atención todo el día en la ruptura. La rumiación y los pensamientos obsesivos pueden instalarse en nuestra mente y su carácter circular nos impedirá buscar salidas adaptativas y funcionales.
- Repasa mentalmente (y escribe, dibuja, esquematiza en un papel si te apetece) la historia de la relación como si de un cuento se tratara. Ayudarás a tu cerebro a contextualizar temporalmente los episodios vividos.
- Se realista y contempla vuestra historia con la máxima imparcialidad: no todo fue color de rosa, ni todo fue un valle de lágrimas.
- Evita demonizar o endiosar a tu ex-pareja. Todos tenemos nuestras luces y nuestras sombras. No se trata de devaluar a tu pareja ni a ti mismo@ como explicación de lo que pasó. Lo sucedido es el resultado de un conjunto de factores y no define la identidad de ninguna de las dos partes.
- Si aparece la sombra de la culpa, haz una lectura de ella en formato de responsabilidad y de compromiso consiente de cambio. Los errores hablan de decisiones que algún día se tomaron como “la mejor alternativa” o de impulsos fruto de una necesidad insatisfecha. Explora y trabaja estos aspectos en ti, sin necesidad de castigarte.
- Evita comportamientos compulsivos de “asomarte” varias veces al día a su estado del Whatsapp, las postales o canciones compartidas en Facebook, a las fotos subidas al Instagram, etc. Este hábito te mantendrá anclad@ al pasado y no te dejará avanzar.
- Evita sacar conclusiones de lo que veas en esas excursiones a las redes sociales (probablemente algo verás…). Infinidad de veces edificamos emociones muy perturbadoras o esperanzadoras sobre interpretaciones equivocadas en base a una frase, canción, imagen… que tiene en sí infinitas lecturas.
- Cuando tus emociones lo permitan, trata de extraer lo aprendido de la fase que acabas de cerrar. El pozo de cada experiencia debe de concretarse en una enseñanza útil para la etapa siguiente.