En los sueños no existe la muerte

En los sueños no existe la muerte

Un artista francés del siglo XIX, Gustave Courbet, llamó a la puerta de su casa y después de preguntar en qué año se encontraba pidió si era posible  un poco de agua para saciar su sed. Llevaba su pipa encendida, las bocanadas de humo se sucedían con unos intervalos regulares.

Tomó conciencia de encontrarse dentro de un sueño ya que era imposible que siguiera vivo alguien que había nacido doscientos años atrás. Sin embargo aprovechó para preguntar por el motivo de su visita. 

Vengo desde lejos, aunque sepas que no soy real- dijo Courbet. Ahora que he saciado mi sed tengo que preguntarte si estás satisfecho con la creatividad que muestras en tu día a día. Por último tengo que añadir que poco importa el año en el que ahora nos situemos ya que la creación es un acto de locura muy necesaria para mantenerse cuerdo en la vida.

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