El ultimo placer de pensar.

El ultimo placer de pensar.

Alejandro Jodorowsky: Allá por 1970, en México, el infame funcionario Peredo, director del Departamento de Censura Teatral, clausuró mis obras de teatro y me puso en una lista negra, impidiéndome trabajar como director y actor. Para sobrevivir acepté en el periódico «El Sol de México», escribir una fábula diaria para la página editorial. Así lo hice. Al llegar a la fábula 100, escribí esto:

«¡Hacer 100 fábulas es una verdadera fábula! Cuando comencé, tenía ideas para siete historias, una semana. Me aterré porque creí que no se me iba a ocurrir ninguna más. Con gran trabajo parí otras siete. Desde la 15 tuve menos dificultades. Después de la 60 concebía tres o cuatro argumentos al mismo tiempo. Ahora pienso en forma de fábulas, sueño fábulas, me suceden fábulas, todo es una fábula. No invento nada: las fábulas me inventan a mí».

Esto mismo me ha sucedido con «El Placer de Pensar». (Hoy escribo por última vez en esta serie, para mañana comenzar otra: «El arte de sanar», donde cada día responderé a un/a consultante). Dijo Lao Tse: «Todo gran árbol nace de una raíz fina como un cabello. Para caminar un kilómetro hay que dar un paso». Cuando a Goethe le preguntaron cómo había podido ser capaz de escribir el magno «Fausto», respondió: «Nunca me propuse tal cosa, no hubiera podido. Sólo pensé en escribir un poema diario». Muchos soñadores hablan de sus futuras grandes obras, pero son incapaces de sentarse a escribir una página al día. Germán, un actor amigo mío, agresivo y musculoso, se enfrentó a su maestro de karate. Hubiera podido entrarle unos puñetazos, pero las piernas del Maestro, con sabios puntapiés, le impidieron acercarse. Protestó: «¡Esa pata es la que me friega! ¡Sin ella podría demolerlo a golpes!» El karateca respondió: «¡Para poder usar esta ‘pata’ he tenido que ejercitarla veinte años!»… Sin embargo, los que están en la vía del trabajo creativo, a pesar de progresar, sienten que no han llegado, que lo que hacen es imperfecto. Un sabio judío del siglo 18, Baal-Shem-Tov, dijo: «El padre que quiere enseñar a caminar a su pequeño, comienza por ponerlo en suelo ante él. Luego lo sostiene de los brazos para evitar que caiga. Y así el niño avanza hacia el padre. Pero en cuanto llega cerca, el padre retrocede dos pasos y repite el procedimiento para que el hijo aprenda hasta que sepa andar». Así procede el inconsciente del buscador espiritual: lo deja llegar a lo que cree la perfección, para desde ahí mostrarle un inmenso y al parecer inalcanzable panorama. Luego le da ímpetus y esperanzas haciéndolo otra vez avanzar. ¡Si el niño no trata, nunca aprende a andar!

Hoy que es mi última fábula, me doy cuenta que hay varios comentarios que me piden un cuento para ilustrarlos. Por ser una ocasión especial, me permitiré estamparlos aquí, proponiendo al lector que él mismo los ilustre con una fábula de su invención:

>>>Es buena la caridad pero hasta cierto punto: aquellos que han recibido sin esfuerzo, cuando llega llega el día en que la ayuda les es retirada, la consideran una obligación y son capaces de agredir a la mano a la que deben agradecimiento. Mejor que dar regalos a los necesitados es proporcionarles fuentes de trabajo para que, con sus propios esfuerzos, ganen un dinero que no los humille.

>>>No hay que adornar sino honrar. Es diferente la labor realizada para descollar personalmente a aquella hecha por puro amor a la obra.

>>>Gran parte de la solución de un problema consiste en clarificar la exposición de dicho problema. Si el problema no está comprendido, nunca llega la solución. En realidad, la verdadera respuesta consiste en posar bien el problema.

>>>Si tú no puedes encontrar algo, haz que ese algo te encuentre. Si quieres la luz, ponte donde no hayan barreras entre el sol y tú. Limpia tu mente para que el fenómeno se manifieste en ti y, por vacío, lo obtendrás.

>>> ¡No eres el único ser consciente en el mundo! Si eres capaz de un acto generoso, deben haber otros seres como tú que pueden hacer lo mismo.

>>>¡No juzgues duramente a tus pasiones: encáusalas!

>>> Todos estamos llenos de enfermedades porque la sociedad misma está enferma. Si sólo viéramos sus defectos, nunca hablaríamos con alguien. Hay que buscar las cualidades de cada ser y olvidar sus taras. ¡Eso es vivir con cortesía!

El placer de pensar