El método de los mejores maestros del mundo

El método de los mejores maestros del mundo

«Ser maestro es mucho más que meter datos en la cabeza».

«Todo el mundo tiene un tubo que une al niño que era con el adulto que es. En al­gunos adultos se obstruye…»

«Es urgente que se incluya la educación emocional en las escuelas»

«Innové sin permiso. Suele ser el único camino, pero hay que probarlo».

***

La influencia de un buen enseñante puede ser determinante para su futuro. Alguien que recordará de adulto cómo aquel profesor (o profesora) que le despertó el interés por una materia, que le hizo crecer como persona, que le abrió una ventana al mundo o incluso marcó la senda que tomaría su vida. Y quizá topará con uno de esos docentes excepcionales, que suelen romper los patrones establecidos y poner el alma en su trabajo, como Nancie Atwell, cuyos alumnos leen una media de 40 libros al año.

El pasado mes de marzo, Atwell ganó el primer Global Teacher Prize dotado con un millón de dólares,  considerado ya el Nobel de la enseñanza, pretende revalorizar una profesión a menudo poco reconocida y mal remunerada. En el emotivo discurso que pronunció durante la entrega del premio, celebrada en Dubái, el expresidente de los Estados Unidos Bill Clinton rindió tributo a «la importancia de enseñar». «No apreciamos lo bastante el hecho de que cada profesor entregado es suficientemente inteligente como para haber hecho otra cosa en su vida, y casi seguro que estaría mejor pagado», subrayó antes de confesar: «He ­sido el segundo presidente nor­teamericano que viene de un pequeño estado. Eso nunca habría sucedido sin mis profesores. Ellos me explicaron cómo sintetizar, memorizar, tener empatía, pensar y soñar».

¿Cuál es el secreto de estos superdotados de la enseñanza? En el caso de Atwell, el éxito de su método radica en «dejar que el niño elija los libros, para que los lea y luego escriba bien». Y por supuesto la pasión y la habilidad para conectar con los estudiantes y guiarles… Sin embargo, de joven nunca quiso ser profesora, descubrió su vocación una vez metida en un aula con sus alumnos. Para transmitirles su gusto por la lectura, desarrolló un sistema educativo convertido en una referencia para generaciones de maestros anglosajones.

A juicio de la profesora norteamericana, que ha creado su propia escuela, lo importante es que, a través de la lectura, sus alumnos conviertan en «personas más inteligentes, más felices, más justas y más compasivas». En su centro, abierto a profesores, «hay tiempo de lectura» dentro del horario lectivo. Nancie precisa que no está destinado a una población privilegiada, puesto que incluye a niños con problemas de aprendizaje, dislexia o TDAH.

Fuente: La Vanguardia

1 Comentario

  1. makmanaman 9 años hace

    Que interesante!
    Por cierto, que el TDAH si no me equivoco es una enfermedad inventada, hasta su creador lo reconocio.

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