Encargado de administrar la justicia aunque también tenía otros papeles como ser el representante en aquel territorio.
Trabajó como legislador y también impartiendo una justicia que estaba lejos de ser universal. Como cada pequeño territorio tenía su juez particular a nadie extrañaba las grandes diferencias a la hora da aplicar unas leyes sujetas siempre a un tiempo y lugar.
Solía instalarse en un punto del territorio, allí donde parecía que todo era posible y donde intuía que las cosas podían salir bien. La voz de la experiencia afirmaba que era preferible no creer en todos los excesos, fruto del optimismo y la fe ciega, que proponía.
Muchas veces más preocupado por la apariencia que por la realidad mostraba su versión más evolucionada en cada ocasión que se reía hasta de sí mismo.