
¿Han visto la película? Recuerdo la escena en la que en una pequeña habitación no dejan de entrar personajes de lo más variopintos hasta que no cabe un alfiler. Al abrir la puerta desde afuera todos los que estaban dentro salen casi a presión, quedando amontonados en el suelo.
Esa misma sensación tenemos al tratar de comprender el caos generado por el que ya se ha convertido en el virus más famoso de nuestros días. Nos está forzando a digerir una situación de la que los medios informativos ofrecen orígenes y motivos absolutamente contradictorios. Se pueden encontrar ciertos paralelismos entre los sorprendentes personajes de la película con las versiones que circulan de lo que es el virus. Al final cada cual se queda con aquella “verdad” con la que sintoniza.
Resulta aleccionadora la respuesta, en forma de atronadora carcajada, de muchos de los grandes maestros cuando un discípulo pregunta sobre la “verdad”. Convendría recordar que Confucio observaba la verdad como cuatro esquinas de las que conocemos sólo una y depende de cada uno de nosotros encontrar las otras tres.
Haremos bien en dudar de todos aquellos que nos dicen estar en posesión de alguna verdad ,y de todo aquello que no podamos experimentar de primera mano, porque en muchas ocasiones es probable que sólo estén tratando de vendernos algo.Y es que al parecer “verdades hay muchas”. El político después de unas elecciones utiliza la “verdad estadística”, que permite cualquier tipo de interpretación, para defender su resultado. En otras ocasiones en la vida nos revelarán una pequeña verdad para vendernos una gran mentira. También tenemos nuestra propia responsabilidad cuando nos obsesionamos con que la verdad llegará por un camino muy concreto, obviando como apunta un dicho africano que la verdad no puede estar contenida en una sola cabeza.
Dice nuestro maestro y amigo Juan Trigo que la verdad está diseminada por el mundo, y el buscador ha de ir recopilando los fragmentos. Creer que uno de los fragmentos es la verdad con mayúsculas es el error humano sobre el que se fundan muchos cultos fanáticos. Un verdadero buscador nunca debería quedarse atrapado en ninguna forma de “creencia”.
Afirma Demetrio Santos que si alguien cree que tiene la verdad, pero se halla incluido en una estructura política (social, de fuerte influjo externo) hay que dudar no sólo de las verdades sociales, sino también de la verdad incontaminada. La verdad es como el agua que cae de un cielo limpio, sin condicionantes de purificación, porque no lo necesita. Una verdad, incluso matemática, utilizada por un político, o por un individuo inmoral, seguramente que tiene un sesgo, sin que el propio operador se dé cuenta de ello”
Finalmente si callejeando nos encontramos con una tienda de la verdad y preguntamos sobre lo que venden tal vez nos respondan con esta pregunta:
-¿Qué tipo de verdad anda buscando: verdad parcial, verdad relativa, verdad estadística, verdad completa…?