Ejercicio de autoconocimiento a través de los sueños

Ejercicio de autoconocimiento a través de los sueños

«Cuanto más aptos somos para hacer consciente lo que es inconsciente,

más grande es la cantidad de vida que integramos».

Carl Gustav Jung

El ser humano pasa la tercera parte de su vida durmiendo y de esa tercera parte aproximadamente un 20% lo pasa soñando. Así, por ejemplo, una persona de 80 años, ¡podría haberse llevado casi 5 años de su vida soñando! Sabemos también que la privación del sueño reporta graves daños a nuestro organismo y a nuestras funciones mentales. Nuestra biología, y las de otros muchos animales, nos programa para que durmamos y soñemos durante gran parte de nuestra vida como una necesidad ineludible.

A preguntas como ¿por qué y para qué soñamos?, ¿contienen un significado oculto los sueños?, ¿expresan nuestros verdaderos miedos y deseos, como si durmiendo saliera a la luz el “yo exiliado”, ese que anida en las tinieblas de nuestra propia sombra?, ¿cumplen alguna función premonitoria los sueños?, ¿o quizás sanadora?, ¿viajamos a otros mundos mientras dormimos? ¿nos visitan espíritus durante la noche?, ¿y si los sueños no son más que material de desecho almacenado temporalmente en el cerebro? Desde la literatura, la filosofía, la psicología, la neurología, el chamanismo, se han hecho lecturas diferentes y se han dado respuestas bien dispares a esas preguntas, pero para ti, ¿qué son los sueños? ¿en qué te pueden ayudar a conocer la parte de ti que está más oculta?

Para ello, proponemos el siguiente ejercicio:

Coloca una libreta en tu mesa de noche junto con un bolígrafo y una lamparita o linterna. Cada hoja la dividirás en dos partes haciendo una línea vertical a modo de margen a la derecha.

Al acostarte, pon la intención en recordar todo lo que sueñes. El cerebro se puede programar para mantener en la memoria el contenido onírico el tiempo suficiente como para registrarlo.

Al levantarte, o a media noche si te despiertas y estás en medio de un sueño, anota todo lo que venga a tu mente sobre lo soñado en la parte izquierda de cada hoja.

A continuación anota en el margen derecho de la hoja, al lado de cada sueño, la emoción dominante durante el sueño y el elemento del sueño que disparaba tal emoción. Por ejemplo: sueño que mi madre tiene un accidente de tráfico // impotencia disparada por no poder impedir el sufrimiento de mi madre.

Entre sueño y sueño (con sus anotaciones al margen), haz una raya horizontal para separarlos y ponles la fecha.

Cuando lleves 40 días anotando rigurosamente todos tus sueños, haz una lectura de todo lo escrito en el margen derecho de las hojas de tu libreta.

Con este ejercicio podrás tomar más consciencia de ese mundo que se oculta en la otra cara de la luna de tu ser. Tus “yos repudiados” dejarán de estar desintegrados de tu vida y podrán dejar de manifestarse descontroladamente durante el día, si eres capaz de escuchar los mensajes que ellos dejan en el buzón de los sueños.

Si te fue útil este ejercicio, continúa haciéndolo indefinidamente. Parece que nuestra biología, programándonos para dedicar tanto tiempo de nuestra vida a soñar, se pone al servicio de nuestra evolución consciente. Conocer y amar nuestra sombra tanto como nuestra luz, es una tarea para toda la vida y es parte del camino del autonocimiento y la autosanación.

Carmen Guerrero

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