
El budismo tibetano explica el destino con una metáfora: la vida es como un tren que viaja por unas vías con una estación de salida y otra de llegada
Seguimos un camino de vida sin tener ni idea de lo que nos espera en la próxima curva. Necesitamos de una visión de conjunto que no tenemos.
Sin información de la velocidad a la que debemos ir, los múltiples cruces de caminos que vamos a encontrar, ni el lugar al que llegaremos.
Es cierto que somos completamente libres para decidir. Pero como señalan los sufís, sólo podemos elegir lo que nos han enseñado a elegir.
Los caminos de los que hablamos están conectados: “Todo está en todo y además en cualquiera de sus partes se reproduce la totalidad”
¿El sentido de este camino inclasificable? Es algo que sólo tú puedes descubrir porque tiene que ver con tu propia vida. ¡Adelante!